Análisis

Inicio

 

Agitprop

English

Arte

Français

Referencias

Español

Presentación

Mapa sitio

 

 

 

 

 

Español   >   Agitprop   >

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El movimiento yerra el camino
tomando la contabilidad burguesa como referencia

 

 

Texto recalcando la nocividad del debate alrededor de "la parte de los salarios en el valor agregado" (junio 2008).

 

 

 

 

 

 

Enlaces complementarios:

 

 

Falsas revoluciones y verdaderos abuses de lenguaje

 

 

 

 

 

 

Escrito: septiembre 2008

Versión imprimible
(de "Algunas reflexiones complementarios")

 

 

 

 

 

 

Ver el documento en formato:

Word

PDF

Algunas reflexiones complementarios

El documento presentado aquí analiza algunos aspectos del modo como el reformismo entretiene confusiones respecto al llamado "reparto de las riquezas". El enfoque está determinado por el contexto de los países imperialistas. Con lo que sigue, añadiremos observaciones complementarias tomando en cuenta la situación propia de los países dominados dentro del sistema imperialista mundial.

La primera parte del documento, tratando de la variación del valor agregado según los sectores, se aplica plenamente, incluso para los países dominados. En cuanto al segundo caso, la situación examinada en el texto es asimétrica. Interpretado en el marco de un esquema bipolar, se trata de una relación mutual entre, de un lado, los países dominados donde la explotación es más fuerte, y del otro lado, los mismos países imperialistas que encuentran así a través de los flujos internacionales de capital una fuente para la elevación de las ganancias realizadas. Si se toman en cuenta de modo detallada diferencias relativas en la situación de los países dominados, que también se vinculan entre sí, naturalmente la situación se torna algo más compleja.

En cambio, hay un factor que origina otros efectos asimétricos, esta vez orientados hacia ciertos países dominados: la presencia de materias primas en el subsuelo. Mas allá del valor y de la plusvalía creado por el trabajo de extracción, la renta asociada permite a los capitales de este sector atraer parte de las ganancias basadas en el valor creado en otra parte. En estos países, los gobiernos alegan de una y otra manera que aplican una política encaminada a poner los beneficios de la riquezas mineras nacionales al servicio del pueblo. En teoría, esto podría realizarse. Pero de hecho no es así. A menudo, simplemente es una compañía transnacional imperialista que acapara las ganancias relacionadas. Sin embargo, en ciertas circunstancias, principalmente en el sector petrolero, la extracción y parte de la transformación primera están reservados a una empresa de capitales mayoritariamente nacionales en manos del estado. Venezuela constituye un ejemplo en este sentido: tiene una compañía petrolera estatal, PDV S.A., y un sector nacional de industrias básicas que, como resultado de medidas implementadas por el régimen de Hugo Chávez, va extendiéndose (Alcasa, Sidor, y otros).

Ahora bien, en este país la propaganda burguesa acerca del "reparto de las riquezas" también es un tema que se pone en adelante desde tiempos muy lejanos. Desde 1945 hasta la elección de Hugo Chávez en 1998, el partido político preponderante era Acción Democrática (AD). He aquí algunos citaciones ilustrando el tema tratado.

Del 10 al 16 agosto 1958, AD celebró su IX Convención Nacional. Se aprobó un documento titulado "Ratificación de Principios Teóricos y de Orientación Programática de Acción Democrática". Dice entre otro[1]:

El proceso de industrialización de Venezuela debe realizarse sobre bases nuevas, inspiradas en modernas concepciones de la economía política y saturadas del principio de justicia social de que el obrero, el empleado y el campesino tienen justificado derecho a una participación adecuada en los ingresos de sus patronos.

Hay que recordar que, al tiempo que ser un partido reaccionario, AD trató aparecer como organización "revolucionaria" actuando en favor del "socialismo". Dice la "Tesis Sindical" aprobada en la misma Convención[2]:

El desarrollo económico de los países latinoamericanos ya no puede realizarse sino sobre la base de una intervención progresiva del Estado Democrático controlado por las clases populares. La clase obrera venezolana concibe la revolución democrática como una marcha hacia el socialismo. [...] Existe una serie de tareas practicas que garantizarán el creciente carácter socialista de la revolución que es necesario escribir y están escritas en el programa de Acción Democrática.

Hasta se refieren a Marx para justificar su visión de la "justa remuneración" del trabajo. Dice el documento aprobado bajo el titulo "Bases Programáticas"[3]:

Una de esas condiciones es la explotación a que los someten [a los obreros] los capitalistas a quienes sirven. [...] Carlos Marx [...] ideó un método para medir la intensidad de la explotación a que está sometida la clase obrera en las sociedades divididas en clases. Consiste [...] en relacionar el capital variable con el capital constante de cada empresa. La proporción de este ultimo, conocida como la tasa de beneficio, da el coeficiente de explotación de la mano de obra.

Claro que es equivocado alegar que en el marco del análisis marxista del capitalismo la relación entre el capital constante y el variable se conciba como "un método para medir la intensidad de la explotación". En primer lugar, Marx expresa lo en que consiste el hecho de la explotación de los obreros: la distinción entre la cantidad total de trabajo efectuado por el obrero, y la parte de esta cantidad que esta pagada mediante el salario que representa la cantidad de trabajo equivalente a la fuerza de trabajo. En segundo lugar, Marx muestra como esta relación entre trabajo y capital, situada en el proceso de producción, se refleja en particular en las proporciones relativos de la parte variable del capital y la constante.

Ahora bien, la manera errónea como AD presenta el asunto, le sirve para llevar los argumentos que verdaderamente le importan para sus tergiversaciones. Sigue el texto citado arriba[4]:

Pero no hay desgraciadamente, en cuanto atañe a Venezuela, datos satisfactorios para emprender este calculo. En cambio podemos valernos de un concepto acuñado por la ciencia económica que es la llamada relación entre los salarios y la productividad. Cuando el salario se coloca par encima de la productividad del proletariado, consigue ventajas y las exacciones que éste sufre disminuyen paulatinamente. Pera al ocurrir el casa inverso, el aumento de la productividad más allá de los precios denota un fortalecimiento de la explotación.

Es aquí que este razonamiento encadena con el tema inicial del presente análisis[5]:

Mientras la productividad ha subido o, en otros términos, en tanto que los patronos han visto aumentar sus ganancias porque cada hombre ocupado les entrega mayor número de artículos, el salario ha permanecido estacionario o se ha inclinado hacia la baja. La explotación de la mercancía-trabajo, como lo atestigua la relación entre salarios y productividad marca en Venezuela niveles inauditos. Prácticamente los capitalistas han arrebatado a los obreros la mitad de los beneficios que les hubieran correspondido en un régimen de mayor sentido social que el de la dictadura filibustera que desgobernaba al país.

Así AD tiene el "método" para medir el salario "justo", como lo expone por ejemplo el informe preparado por el Comité Ejecutivo de la CTV ‑confederación sindical en la que predomina AD‑ para el VIII congreso en 1980[6]:

Una forma justa para el mejoramiento salarial es la productividad de la fuerza de trabajo [...]. Otra forma justa es la rentabilidad económica neta de la empresa [...].

Y esa "forma justa" se aplica mediante la cogestión. La "Tesis Sindical" de AD aprobada en julio 1980 dice[7]:

La cogestión obrera es un proyecto avanzado para la verdadera superación de los trabajadores en la responsabilidad de administración, orientación, programación y participación en las ganancias de las empresas estatales o privadas.

En esta época, AD no se preocupó más de la referencia al socialismo. Al contrario, ahora, Hugo Chávez pretende ser representante de un cambio radical, fingiendo plantear el socialismo como objetivo. Otra vez más el concepto de cogestión sirve para inducir a error a los trabajadores. Un ejemplo de esfuerzo cuantioso hecho en este sentido lo proporciona Carlos Lanz Rodríguez. Este, después de haber actuado desde 1999 como alto funcionario del Ministerio de Educación, en 2005 fue designado presidente de la empresa Alcasa. (CVG Aluminio del Caroní S.A., CVG Alcasa, fue edificada como primera planta reductora de aluminio en el país, y opera desde 1967, produciendo aluminio primario y sus derivados.) Resumiendo sus posiciones, el mismo Lanz dice: "Soy habermasiano, gramsciano desde el punto de vista filosófico, y mis ideas son un compendio de la teología de la liberación, el marxismo, el bolivarianismo, la indianidad y el cimarronismo[8]."

Lanz recupera una interpretación muy difundida desde hace tiempo. Recalca la importancia de la cuestión de la enajenación[9]:

[...] hemos estado problematizando la discusión al estilo ¿Puede construirse el Socialismo perpetuando la explotación del trabajo?, y hemos propuesto rescatar la lectura del proceso inmediato de producción (ámbito donde la valorización del capital tiene su raíz) para superar la óptica que reduce el análisis a la esfera de la circulación y la distribución de bienes y servicios.

Lanz plantea la cuestión de manera que la respuesta evidente es que "el Socialismo no puede construirse perpetuando la explotación del trabajo". Pero tergiversa el marco general del problema. Se refiere a la distinción entre, de un lado el trabajo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo, y del otro lado el trabajo excedente. Por otra parte insiste en el problema de la enajenación que sufre el trabajador en el proceso inmediato de producción. Llega a la pregunta ¿Es coherente política e ideológicamente plantearse distribuir el excedente sin discutir como se produce?, a la cual naturalmente responde negativamente[10]:

[...] hemos colocado en la agenda una nueva manera de comprender la “cultura del ahorro y la productividad”, implicando otra lógica productiva dirigida a humanizar el trabajo, alcanzar metas de desarrollo humano integral, alejado del móvil de la máxima ganancia y su acumulación.

Esta postura política-ideológica, define en nuestro criterio, el núcleo central de lo que debe ser una empresa socialista y nos obliga a evaluar de otra manera el proceso inmediato de producción en nuestra planta, particularmente, humanizar el puesto de trabajo que hoy continúa bajo la impronta taylorista:

Las prácticas operativas y las normas de rendimiento.

La adscripción de cargo y el tabulador.

Horarios, turnos y condiciones de higiene y seguridad.

Cualificación profesional y la nueva manera de entender la carrera en la formación permanente.

Los Consejos de Fábrica como ejercicio de la democracia de los trabajadores, asume no sólo las maneras de distribuir el excedente sino como se produce.

Por otro lado, para no dejar en el aire la esfera de la circulación y la distribución, en el proceso cogestionario, no sólo hemos hecho “justicia distributiva” cancelando pasivos, deudas y reivindicaciones salariales, sino que hemos propuesto la constitución de cuatros fondos:

Fondo social para devolverle a la sociedad y a la comunidad parte del trabajo excedente o ganancia.

Fondo de amortización de deuda, compra de materia prima y equipos.

Fondo de seguridad social integral y remuneración.

Fondo rotativo o de contingencia.

El porcentaje de esta distribución y su aplicación práctica, forma parte del control obrero asociado a una planificación democrática y participativa.

Este tipo de interpretación en relación con el concepto de enajenación ‑trátese de la posición de Lanz, o de otros como la cogestión del tiempo de Tito en Yugoslavia‑ trae consigo un error fundamental que estriba en la manera como se plantea la cuestión de la ley del valor. Por muy esfuerzos que se hagan para utilizar el excedente a favor de los trabajadores y para mejorar sus condiciones en el proceso inmediato de producción, subsistirá la explotación siempre que la fuerza de trabajo seguirá siendo mercancía. Y esta condición no se puede suprimir en el marco de las empresas consideradas separadamente. Hay que eliminar el mercado de trabajo como mecanismo fundamental, es decir abolir la propiedad privada de los medios de producción, a escala de la sociedad en su conjunto.

Lanz expone el problema en términos diferentes, equivocados[11]:

El aspecto dilemático del socialismo como negación del capitalismo, es la superación de la Ley del Valor, como teoría y práctica de la explotación del trabajo, hoy por hoy la clave es eliminar la enajenación del obrero que vive las consecuencias de la fragmentación de la tarea.

Y acaba con liarse completamente respecto a la significación del trabajo no pagado[12]:

[...] ningún patrono o empresario ‑sea privado o público‑ paga de manera igualitaria y equitativa el valor real de la fuerza de trabajo, sino que en toda jornada de trabajo en el régimen de producción capitalista, se genera una cuota de trabajo excedente no pagado, [...].

Es decir que, analizando la ley del valor como "teoría y práctica de la explotación del trabajo", la considera como invención de los capitalistas: la cuota de trabajo "no pagado" originaría de que simplemente éstos no quieran pagar de manera "igualitaria y equitativa" a los trabajadores.

 

 

 

 



[1]. Julio Godio, El movimiento obrero venezolano, Caracas, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (Ildis), 1985, tomo II (1945-1964), p. 144‑145; idem p. 180.

[2]idem, p. 174.

[3]idem, p. 167.

[4]ibidem.

[5]idem, p. 168.

[6]. Julio Godio, op. cit., tomo III, p. 150.

[7]idem, p. 133.

[8]. http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7649579.asp.

[9]. "¿Distribuir el excedente sin discutir el proceso de trabajo?".

http://www.aporrea.org/ideologia/a34119.html.

[10]ibidem.

[11]. "La Emancipación del Trabajo como base del programa Socialista".

http://www.aporrea.org/ideologia/a33609.html.

[12]. Proceso inmediato de producción y autonomía obrera.

http://www.aporrea.org/ideologia/a30757.html.