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1 Conferencia Comunista Latino Americana
1‑12 junio 1929

Decimotercera sesión
1 junio de 1929

Cuestión campesina

 

 

Fuente:

S.S.A. de la I.C., El Movimiento revolucionaria latino americano. Versiones de la Primera Conferencia Comunista Latino Americana, Junio de 1929.

La Correspondencia sudamericana, Buenos Aires

 

 

 

 

 

 

Establecido: septiembre 2018

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1 Conferencia Comunista Latino Americana - Índice

 

 

 

 

 

 

PRESIDE RA'MIBEZ. (Uruguay). - Compañeros: Se va a tratar la cuestión campesina. Tiene la palabra el compañero informante.

Suárez (México). ‑ Compañeros: Nuestros Partidos de América latina se han ocupado muy poco de la cuestión campesina que empezamos a tratar en esta Conferencia y respecto de la cual necesitamos se llegue a conclusiones concretas para que se comience a trabajar en aquellos paíes en que aún no se ha comenzado y para que se intensifique en los restantes, la labor entre las masas campesinas, asignándole un importante papel a la cuestión agrícola. Por eso, creo que esta Conferencia debe discutir en detalle este problema y resolverlo completamente en su aspecto general, para elaborar tácticas y encomendar tareas inmediatas a cada Partido de Sud y Centroamérica.

Un análisis rápido de esta cuestión en América latina nos lleva a las siguientes conclusiones, en lo que atañe al aspecto general de la situación de las masas agrícolas:

1° Latifundios. Cuyos caracteres todos los compañeros conocen.

2° La Gran Hacienda: El ejemplo típico son las posesiones de la "United Fruit Co" de Colombia. Se presentan con caracteres netos de principios de industrialización.

3° Arrendatarios.

4° Medieros, medianeros o aparceros.

5° Campesinos pobres. (En cantidades reducidas en América latina.)

ó° Comunidades agrícolas. Importantes agrupaciones de indígenas que cultivan en común sus tierras, que nuestros Partidos y la Internacional Comunista no han tomado en cuenta como problema de interés y que esta Conferencia debe planteárselo, para llevar a esas masas explotadas y reducidas por la burguesía nacional y el imperialismo, las reivindicaciones inmediatas que se crean oportuno establecer.

7° Ejidos. - Antiguas tierras de propiedad colectiva, que todavía subsisten en Perú, Bolivia, Colombia y que fueron arrancadas a sus legitimes propietarios por el avance, ya de la burguesía nacional, ya del imperialismo.

8° Comunidad agraria mejicana.

Latifundio

Es el sistema de explotación más atrasado. Cultivos simples, sin industrialización y con instrumentos de trabajo tradicionales. La condición de los trabajadores en los latifundios es de una verdadera esclavitud medioeval. Se les obliga a proveerse en las "tiendas de raya" como lo llamamos en México, o en las "proveedurías" como las denominan en la Argentina y Uruguay, de todos los alimentos, no permitiéndose la competencia de los comerciantes pequeños y grandes. Los pagos no se efectúan en moneda legal, sino por medio de vales canjeables en las "tiendas de raya'', prestándose admirablemente este astucia de cada militante o de la dirección del Partido.[1] sistema para el robo de los trabajadores. Existen en casi todos los latifundios guardias militares provistas por el gobierno nacional, pero subvencionadas por los latifundistas, que reprimen toda tentativa de sublevación de las masas explotadas. Cuando a esos trabajadores se les abonan sus haberes en moneda nacional, los sueldos son irrisorios, existiendo otro sistema: la mitad del jornal en moneda y el resto en vales. No hay comercio libre ni se permite la entrada a esos feudos de personas extrañas a la finca, razón por la cual nuestra propaganda no se puede realizar normalmente. El derecho de pernada, el derecho de depósito de la mujer en trance de contraer nupcias, en casa del cura, es decir, una verdadera supervivencia de la Edad Media, tal como existe en Perú y Bolivia. Estos son los caracteres generales de la situación de estos trabajadores que están en condiciones más inferiores con respecto a los restantes del campo. Es necesario que nuestros Partidos se preocupen por penetrar en estas masas y realizar la más eficaz propaganda, puesto que hasta la fecha este trabajo no se ha realizado. Debemos tener presente que toda revolución, toda insurrección es imposible de realizar, sin contar con esta fuerza que es grande en todos o en la mayoría de los países de América latina. Hay condiciones favorables para nuestra penetración, puesto que se observan levantamientos espontáneos de estas poblaciones, pero que carecen de dirección en la lucha. Esos casos se han observado en Perú, Bolivia, Argentina, etc. y los respectivos Partidos no han extraído de estos acontecimientos, las consecuencias que era de desear. La causa general de estos levantamientos en masa es la aspiración a conseguir la tierra y dan la sangre por llegar a este estado. En Perú, por ejemplo, ademáis de esa aspiración, los trabajadores de los feudos han pedido la abolición de los medios de tortura, aumento de salarios. Considero necesario que todos los Partidos penetren en esta masa y que se agiten siempre consignas o reivindicaciones inmediatas de acuerdo a cada situación especial, pero siempre incluyendo en las mismas como punto central, la entrega de las tierras a los que las trabajan. Esta palabra de orden es fundamental.

Hay casos en que es preciso presentar la consigna central anunciada sin previamente dar a conocer las reivindicaciones inmediatas de que hemos hablado.

Casi todos los latifundios fueron formados por el despojo de la tierra a los indígenas y, en base de esto, es necesario presentar también como consigna para esos casos, la devolución de esas tierras a sus antiguos poseedores. Claro que para el establecimiento de nuestras consignas se necesita conocer en detalle las condiciones de esos trabajadores, para que nuestra palabra surta el efecto conveniente.

Ya hemos dicho que es difícil penetrar en esos feudos porque sus propietarios o el propietario no lo permite. Debemos pues, buscar medidas prácticas para ese objeto y a este fin, la experiencia mejicana es interesante. Estando en esas condiciones, hemos organizado romerías o fiestas, con cantos y bailes nativos en los pueblos donde se reúnen esos trabajadores, para realizar la propaganda. Este método siempre nos ha dado beneficios, por cuyo motivo, los compañeros de otros países, verán la forma de utilizarlo. En otros países donde todavía no se ha realizado la revolución democrático-burguesa, se puede agitar la consigna del libre tránsito por el dominio del feudatario, que seguramente tendrá aceptación entre la masa de trabajadores. Creo que cada Partido deberá estudiar estas formas prácticas de penetración, que quedan libradas a la inteligencia y astucia de cada militante o de la dirección del Partido[2].

Se tropieza, igualmente, con la dificultad e imposibilidad de realizar propaganda escrita porque la gran mayoría de estos trabajadores son analfabetos; en México hemos usado con buenos resultados el método que le llamamos de los "'corridos'', es decir, cantos con letras revolucionarias. Es un procedimiento interesante, porque esas masas de trabajadores gustan mucho de tales torneos.

La gran hacienda

El segundo tipo que hemos mencionado, el de la gran hacienda, es una verdadera empresa industrializada. Es el punto de penetración imperialista en el dominio de la agricultura de los países de América latina. El caso de la United Fruit, de Colombia, es ilustrativo. Pero no solarmente domina en la produccion agrícola, sino que ha extendido ese control sobre la producción de azucar, construcción de ferrocarriles y caminos, etc. En otros países vemos que estas mismas empresas se dedican a la elaboración de azúcar, caucho, industria frigorífica, etc.

La penetración del imperialismo en este sector de la producción de la América latina origina una serie de problemas políticos que ya han sido analizados en toda su importancia cuando se trataban los dos primeros puntos del orden del día.

En general, cuando el imperialismo penetra en el campo, crea condiciones peores que las antiguas de los latifundios, con respecto a los trabajadores empleados. Pero el caso de México es contrario porque hay grandes organizaciones obreras que imponen a las empresas yanquis o extranjeras, mejores condiciones de trabajo. Además, políticamente, tiene interés en presentarse ante las masas trabajadoras, como factor "benéfico" para la economía nacional y esa es la causa porque en algunos países, da al comienzo de su penetración, mejores condiciones para luego agravarlas, cuando tienen el comando de la industria o consigue el apoyo del gobierno nacional. Así vemos que en muchos países, las empresas imperialistas son las que mandan en todo y los "gobiernos nacionales" lo son solo de nombre. Tenemos algunos ejemplos en que si el gobierno nacional no se ha preocupado por la represión de las huelgas que estallan en los dominios de las empresas imperialistas, es el propio imperialismo quien destaca sus acorazados y sus tropas de desembarco, para efectuar esa represión.

Las condiciones de trabajo en esas empresas son una cuestión favorable para el desarrollo de nuestro movimiento; por ejemplo: en la concesión Ford, del Brasil, donde los obreros se rebelan. En Colombia, con las concesiones a la "United Fruit Co" ocurre algo parecido. Las condiciones para el desarrollo de nuestro movimiento son pues, favorables, y es necesario aprovecharlas hasta el final. Principalmente, debe tratarse por todos los medios de organizar, a pesar de las serias represiones que deberán soportar los compañeros. En México, fue posible la organización de los obreros de la "United Fruit", debido a condiciones especiales que seguramente no se presentan en ningún otro país de América latina. En el Brasil se nota también un abandono de nuestra organización, por crear sindicatos revolucionarios con los obreros de las plantaciones del café. Es un trabajo sumamente importante la organización de los obreros de las empresas imperialistas.

Las reivindicaciones que deben figurar a la cabeza de nuestra agitación y propaganda, son las siguientes, a las cuales habrá que agregar las que los diversos Partidos crean conveniente, luego de estudiado cada caso particular. Como puede ocurrir que muchos de los actuales asalariados han sido despojados de sus tierras por las empresas imperialistas, se impone la consigna de restitución de esas tierras a sus antiguos poseedores. Mejoras en el salario, libre comercio, libre tránsito, jornada de ocho horas, abolición de las guardias militares, ya sean de las empresas imperialistas o pagadas por el gobierno.

Arrendatarios

Son generalmente campesinos que perdieron sus tierras. Esta capa se encuentra muy difundida en América latina. En algunos países, estos trabajadores pagan los arriendos en moneda legal y en otros lo hacen en especies. La psicología de esa capa es pequeño-burguesa. En la mayoría de los casos, es la misma familia la que se ocupa de todos los trabajos referentes a los cultivos, pero cuando esta no existe, el arrendatario contrata obreros agrícolas. Ya al tratarse el punto de la orden del día referente al problema de nuestra táctica, se ha establecido el papel que desempeñará la pequeña burguesía en nuestro movimiento, por cuya razón será necesario tomar en consideración esta masa de arrendatarios para aprovecharla en nuestra lucha contra el imperialismo.

Corno se los explota

En general, los arrendamientos son tan elevados, que muchas veces, esta capa de la población agrícola, sufre condiciones peores que las de los obreros de las empresas imperialistas. Los altos fletes de los ferrocarriles y vapores, determinan fenómenos de crisis en la economía del país que repercuten directamente sobre los arrendatarios. Además de estas condiciones, deben soportar los impuestos nacionales, provinciales y hasta municipales. Sobre estas bases, hay que trazar nuestras reivindicaciones y, además, hay que agregar la que se refiere a la libertad de tránsito, que en muchos países no existe. Es importante este trabajo para los compañeros de Argentina, Uruguay y Brasil, especialmente, donde esta capa esta más desarrollada numéricamente.

Aparceros

Hay varios tipos de esta capa. En algunos países, es una especiii de asa­ lariado agricola y en otros, .es el mismo asalariado. 1En el primer caso se notan signos de autonomia. A este lo debemos considerar como un verdadero traba­ jador agricola, puesto que sufre las mismas condiciones de trabajo. Trabaja a destajo, se puede decir, y paga la mitad de la cosecha a su patrón. Para el segundo tipo, las reivindicaciones deben ser semejantes a las de los arrendata­ rios. Corno se observan ciertas diferencias en cada país, habra que estudiarlas. para que nuestras consignas se ajusten a la realidad. Las ligas campesinas de­ ben contarlos entre sus afiliados.

Pequeños campesinos

El campesino pobre existe en gran número en la América latina. Pero si lo consideramos con respecto a los explotados por las empresas imperialistas es ínfimo. Las condiciones de trabajo son parecidas. Esta siempre expuesto a ser expropiado, ya por el mismo gobierno, por las empresas imperialistas o por los latifundistas, cuando no es la misma iglesia la que pretende ese despojo. Se encuentra oprimido por una infinidad de contribuciones de la más diversa índole. Los fletes caros, el monopolio sobre la producción le obliga a vender su cosecha a las empresas imperialistas y no se puede libertar jamás de esta dependencia. En cuanto a las reivindicaciones, para algunos casos de despojo, se debe plantear la restitución de las tierras, lucha contra los altos impuestos contra el ferrocarril que encarece los fletes, contra los procedimientos judiciales o extrajudiciales que empleen los latifundistas o las empresas imperialistas para despojarlos de sus tierras.

Comunidades indígenas

No se ha dado toda la gran importancia que a mi juicio habrá que asignarle a las comunidades agrícolas, según ya lo he manifestado en el curso de esta intervención. Recién desde hace muy poco tiempo los Partidos comienzan a estudiar las comunidades agrícolas y dirigir su propaganda a esta capa de la población del campo. Es necesario que este trabajo sea tratado por cada Partido con la máxima importancia, puesto que el ejemplo de México, demuestra acabadamente cual fue el papel que desempeñaron las comunidades indígenas en la lucha revolucionaria. Además, se nota que en casi todos los países existen todavía comunidades que son asaltadas por el Estado o por las empresas imperialistas. Me referiré brevemente al caso de México, porque como todos los compañeros saben es el que mejor conozco. Los indios yaquis del norte del territorio poseyeron grandes extensiones de tierras, pero fueron expulsados violentamente hacia las sierras, donde moran en estos momentos. Desde la conquista, siguen defendiendo sus tierras, y durante todo el desarrollo de la revolución democrático-burguesa de México, desempeñaron un gran papel como aliados de la parte revolucionaria, para defender sus tierras. No es solamente esta la tribu indígena establecida en México, pero quiero ahorrar tiempo, por cuyo motivo no abundaré en mayores detalles. Las comunidades agrícolas se encuentran igualmente en Perú, Bolivia, donde son importantes, y también en Argentina, aunque en escala muy inferior, comparativamente a los dos países citados anteriormente.

Creo, compañeros, que aunque un tanto desordenada, mi exposición habrá por lo menos, desempeñado un papel que yo creo importante: demostrar la urgente necesidad de que todos los Partidos de América latina comiencen el estudio del problema agrario, si todavía no lo han hecho o intensifiquen estas labores en los que ya han despertado frente a la realidad de la gran masa de obreros agrícolas y las demás capas de población de los campos, que tan gran papel desempeñaran en todo el curso de nuestro movimiento: Nada más.

Romo (Argentina). ‑ Compañeros: En la comisión campesina de la Conferencia, se acordó que el compañero Suárez hiciera un informe, en general, encarando la cuestión en el conjunto de Latinoamérica y que yo hiciera un co-informe desde el punto de vista de la situación económica internacional en su relación con el problema agrario y particularmente las peculiaridades de la Argentina y del Uruguay, que ofrecen características distintas a las de los demás países de América. Tomaré como punto de partida para mi exposición, la tesis sobre el problema campesino aprobada en el 8° Congreso del Partido Comunista de la Argentina y los elementos de juicio que le sirvieron de base, ya que en ellos se hace un compendio de la situación internacional que no ha sufrido variantes de importancia.

En la Argentina, tenemos características propias, particulares, y aspectos similares a los de otros países, tales como el de las comunidades indígenas, que aún subsisten, aun cuando en menor proporción que en otros países de Latinoamérica.

La importancia de este problema en la Argentina, surge de este solo hecho: el 70 % de la economía nacional está representado por la agricultura y la ganadería. Esto caracteriza, claramente, como de condición parasitaria a la capital, a la ciudad de Buenos Aires, especialmente, y da ese mismo carácter en otro grado, a las diversas ciudades del país.

La deformación de la economía national

por la influencia imperialista, tiene en la Argentina una demostración clara en sus ferrocarriles que han sido construidos con vistas a la difusión de la producción agrícola ganadera, por ser esta la producción necesaria al imperialismo inglés, bajo cuya dominación financiera se ha desenvuelto el país durante muchas décadas, desde los albores de su existencia como país políticamente independiente. Esa deformación se manifiesta claramente a través del desarrollo económico de un reducido número de provincias, mientras las restantes, por la falta de medios de transporte y por la fabulosa carestía de los existentes, continúan vegetando sin posibilidad alguna de adelanto. Han progresado solamente aquellas regiones que pueden proveer cereales y carnes para abastecer las necesidades de Inglaterra. Así se da el caso de que un país de 2.797.113 km2 solo tenga en explotación el 7 % de su superficie, y que, sin embargo, los arrendamientos y precios de la tierra sean elevadísimos. Con un desarrollo independiente, eso no podría ocurrir y se habrían desarrollado otras producciones, pues está comprobado que existen yacimientos de diversas materias primas. De contarse con medios de transporte apropiados y a precios menos elevados que los que imponen las empresas imperialistas inglesas, las tierras explotables abundarían y el costo de producción seria por ello mucho menor. Eso no ocurre, porque en esa forma, la producción argentina competiría con la de la Metrópoli imperialista y sus Dominios. Se produce, pues, en las cantidades y a los precios que convienen a Inglaterra, país que necesita importar carnes y cereales. Así ocurre el fenómeno de que cuatro o cinco provincias representen el 85 % del total de la economía y aun de la población nacional. Ese desarrollo deformado de la economía nacional y ese sistema de producción unilateral, ha producido la consiguiente desigualdad política. La representación parlamentaria y electoral, en general, teniendo por base la cantidad de habitantes de cada provincia, ha dado lugar a que un número reducido de provincias y la Capital Federal, elijan la mayoría gubernamental, y dada la forma venal en que se realizaban las elecciones hasta pocos años hace, la representación por la Capital Federal era monopolizada por los terratenientes y ganaderos radicados en ella. Esa dominación política del país por parte de los agropecuarios de un reducido número de provincias, ha sido un poderoso auxiliar del imperialismo para contribuir a la deformación de la economía nacional, ya que, favoreciendo sus particulares intereses, utilizaron el poder para poner mayores trabas al desarrollo de las demás provincias. Entre ellas, merece consignarse la famosa ley de sanidad, bajo cuya mascara se ocultó el propósito de los grandes agropecuarios de impedir que la ganaderia de las provincias del litoral y del norte pudiere competir con la de Buenos Aires, Sud de Santa Fe y Córdoba, en los grandes mercados de consumo interno y en los puertos de embarque para el exterior.

Más aún: dentro de ese marco general, se ha producido otro aspecto de deformación de la economía nacional, mediante la difusión y mestización de ganados, especialmente vacunos, en el sentido de hacer del mercado argentino un proveedor de carnes del tipo más apropiado para los países anglo-sajones, esto es, de ganado de mucha gordura. Así hemos visto que, para satisfacer las necesidades del mercado inglés, especialmente, la ganadería argentina se particularizó con la cría de ganados Shortorn, Aberden Angus y Hereford, tipos impuestos por el monopolio ejercido por el imperialismo ingles sobre el mercado de carnes. Este monopolio, como decimos, ha contado, con el apoyo decidido de los grandes ganaderos argentinos y, cuando se instalaron los primeros frigoríficos, esos ganaderos vieron en ellos un factor de progreso y un medio de dar salida fácil y conveniente a las carnes; en efecto, los primeros tiempos fueron grandemente favorables para los ganaderos que, en pocos lustros, llegaron a producir una asombrosa mestización de sus ganados. Tal es el impulso que toma la ganadería, especialmente la vacuna, que vemos estacionarse o poco menos, el desarrollo de la agricultura por muchos años, a pesar del crecimiento de la población. Las majadas de lanares que antes cubrieran las campañas argentinas y fueran uno de los principales factores económicos, se ven arrojadas hacia los lejanos territorios y en pocos años, el stock de ovinos se ve mermado de 77 a 35 millones de cabezas (censo de 1923, posiblemente reducido).

Ese desplazamiento del ganado ovino hacia los territorios como la creciente demanda de tierras de pan llevar o de buenos pastos, dio lugar a una escandalosa repartija de tierras fiscales, vendidas por sumas irrisorias a empresas imperialistas, parientes, amigos y testaferros de gobernantes, que llevaron el desalojo, la miseria, el vicio y la esclavitud a miliares de pobladores autóctonos que las poblaban desde épocas inmemorables y que las trasmitían de generación en generación. Así se llevó el asesinato en masa a los indígenas de muchas regiones, con la máscara de la civilización.

Tal progreso, por lo demás, no trajo aparejado mejoramiento alguno para la clase trabajadora, dado que la ganadería ocupa pocos obreros en relación al monto de capitales y de producción que representa. Los asalariados de la ganadería continuaron ganando suelos mensuales de 30, 40, 50 o 60 pesos, una pobrísima alimentación y condiciones miserables de vida, por un trabajo abrumador, con jornadas de 14 y 16 horas, bajo todas las inclemencias del tiempo.

En los primeros tiempos, la industria frigorífica,

está en manos del capital inglés, por ser Inglaterra el país que mayor necesidad tiene de adquirir carne y manteca en el exterior, pues la que se produce en sus dominios de Australia y Nueva Zelandia, ofrece la dificultad de la carestía del transporte y la imposibilidad de transladarla enfriada, por las distancias. Para Inglaterra es esta una cuestión vital en todo momento, pero sobre todo, en caso de guerra.

En este dominio, como en muchos otros, aparece desde hace algunos lustros la penetración del capitalismo financiero de Estados Unidos. Razones de expansión financiera, por una parte, y por la otra, las perspectivas de que el crecimiento constante de la población de Norteamérica, hagan indispensable en el futuro, el concurso de la carne extranjera para la alimentación de sus habitantes, impulsan al imperialismo yanqui a procurar su hegemonía en los mercados sudamericanos de carne. En los últimos años puede anotarse otro factor que impulsa a la conquista de esa hegemonía: las manifestaciones visibles de una guerra económica entre Inglaterra y Norte América y las no visibles, pero igualmente reales, de una futura lucha armada.

Para que se comprenda el valor que tiene el monopolio del comercio sudamericano de carnes, damos a continuación un cuadro de las exportaciones de los principales países productores, durante varios años, en toneladas.


 

Países

1913

1923

1924

1925

192ó

Argentina.

409.000

574.000

578.000

545.000

584.000

Uruguay.

30.000

67.000

61.000

56.000

64.000

Australia.

151.000

106.000

60.000

95.000

95.000

N. Zelandia .

122.000

153.000

148.000

151.000

161.000

E. Unidos.

70.000

4.000

4.000

4.000

4.000

Varios .

8.000

21.000

23.000

35.000

22.000

 

790.000

925.000

874.000

886.000

930.000

Vemos pues, que sobre 930.000 toneladas de carnes exportadas en 1926, la Argentina y Uruguay representan 648.000, esto es, casi un 70 %.

A la conquista de esa hegemonía se lanzan los llamados cinco grandes de "The Chicago Meat Packing Co": Armour, Morris, Wilson, Swift y Cubach. El proceso de absorción es rapido; la lucha entre los grupos inglés y yanqui se agudiza, surgen las dificultades económicas, y sobre todo, de transporte. El grupo inglés tenía la gran ventaja de ser a la vez vendedor, pues Westtey tenía el contralor directo del 5 % de las carnicerías inglesas, del 35 % por medio del crédito y con las que controlaba por medio de las camaras frías, se calculaba su contralor total sobre 50 %. Contaba, además, con una flota propia muy veloz, la "Blue Star Line". Sin embargo, los yanquis han triunfado en la lucha y han triunfado por el capital. Mientras el grupo inglés (incluyendo La Negra, Compañia Sansinena "soi-disant" argentina) disponía de 32 millones de libras de capital, el grupo yanqui representaba 550 millones de dólares.

EI primer convenio monopolista.

En 1911 se constituye la primera conferencia, el primer "cartel" para la regulación de la exportación, fletándose las bodegas disponibles, cada tres meses, para regular la exportación. He aquí las proporciones en ese arreglo.

Grupo norteamericano       41.00 %

„     inglés   29. 64 %

,,     argentino         18.50 %

En 1913, los yanquis arremeten contra el mercado inglés, aplicando el "dumping" y los ingleses proceden a la ruptura del "pool" con lo cual devuelven a los yanquis su libertad de acción, lo que mueve a estos ultimos a sugerir un nuevo acuerdo que, al realizarse, acusa esta proporción:

Grupo norteamericano       58.50 %

„     inglés   29.64 %

„     argentino         11.86 %

El "pool" mantiene esa proporción hasta 1921 en que se restablece la libertad de contratación, periodo que dura hasta 1925, en que se produce la llamada guerra de carnes. En ese periodo, el grupo inglés y el único argentino ("La Negra") pasa casi por completo a manos de Westtey. Esa lucha perjudicó a todos; la competencia tenía lugar en los mercados de compra y de venta. En octubre de 1927 se reconstituye el "pool", actualmente en vigencia, pero esta vez con las siguientes proporciones:

Norteamericano      60.50 %

Inglés          26.70 %

Argentino   12.80 %

Eso de "argentino" es una ficción, pues las acciones de "La Negra" están dispersas y no hay por qué dudar de que están repartidas entre yanquis, británicos y en menor proporción, argentinos. La River Plate Dairy, compañía de mantecas, es un apéndice "legalmente" separado de "La Negra" y parte integrante del trust de la manteca.

En este rubro de la economía argentina, que antes de la guerra representaba el 60 % de su comercio de exportación, durante ella el 58 y en los años subsiguientes el 70 %, la dominación del imperialismo yanqui es, como se ve, casi absoluta y las consecuencias del monopolio ejercido por yanquis y británicos hacen que los ganaderos se revuelvan airados contra ese pulpo que ellos mismos alimentaron y que hoy los aprisiona entre sus formidables tentaculos.

Ese poderoso mecanismo monopolizador, en el cual dominan ‑ como he dicho ‑ los yanquis, tiene ahora en sus manos la suerte de la ganadería y motiva las más airadas protestas por parte de los ganaderos, quienes claman ahora por la desaparición de la "ley" de la oferta y la demanda y, utilizando el poder que tuvieron en sus manos, proyectan todas clases de medidas que ellos mismos se ven luego obligados a dejar sin efecto o a pedir su derogación, frente a la presión de los frigoríficos que, con su retiro momentáneo del mercado de compras, amenazaban de ruina a los ganaderos. Puede decirse, sin exageración, que en lo que respecta al comercio de carnes, la Argentina ‑ lo mismo que el Uruguay ‑ están completamente sometidos al imperialismo yanqui, a través del "pool" de frigoríficos, habiendo fracasado todos los intentos que se han hecho para quebrar su influencia.

Además, ese "pool" es el reflejo de la lucha interimperialista yanqui-británica y la expresión clara de la forma en que Inglaterra va perdiendo sus posiciones en la América latina.

Como es de suponer, Inglaterra ha visto el peligro de la hegemonía yanqui sobre el comercio mundial de carnes y no ha quedado impasible frente al hecho. Su primera reacción ostensible la encontramos en las conclusiones de su Conferencia Imperial de 1924. En ella se creó un organismo especial que fue dotado con un presupuesto de 1.000.000 de £ para su trabajo. Su función es la de defender la producción nacional ‑ según se ha declarado ‑ siendo evidente que su propósito principal es el de aumentar las fuentes británicas de aprovisionamiento. Se dio como misión la de hacer que en el mercado inglés tuvieran colocación:

1.    Los productos nativos;

2.    Los productos del Imperio;

3.    Los productos de los países extranjeros que comercian con el Imperio.

Ese organismo creó dos subcomités: uno de propaganda, que hasta agosto de 1928 había gastado 250.000 £ y que toma una participación activa en la propaganda contra las carnes y productos de la ganadería argentina ‑ por más que se niegue esta circunstancia ‑ e incita al consumo de los productos de los dominios, tanto para que estos aumenten su producción y de consiguiente las fuentes de abastecimiento de Inglaterra, cuanto para mantenerlo en la esfera económica de acción del país, cada día más amenazada por la penetración yanqui. El otro se ha dado este plan:

1.    Refinamiento de las razas;

2.    Mejoramiento de los campos;

3.    Perfeccionamiento de la industria del frio con el propósito de descontar las ventajas de los países sudamericanos sobre las colonias.

Este último subcomité presentó en octubre de 1928 un informe dando cuenta de haber descubierto un mineral que permitirá conseguir, en Australia y N. Zelandia, una clase de campos que haga posible el refinamiento de las razas y la creación del tipo "chilled beef", al mismo tiempo que sigue perfeccionando los sistemas de enfriamiento y transporte para salvar el inconveniente de las mayores distancias que separan a esos dominios en relación con los países de la América del Sur.

Otro hecho destacado en este sentido,

es la propaganda intensa que se viene haciendo desde la época de la "guerra de carnes" (1926), por el mejoramiento y aumento de los stocks y la producción inglesa, propaganda que está dando sus frutos. El aumento del ganado porcino, por ejemplo, en los últimos años, es un hecho saliente y de vastas proporciones, como lo prueba el hecho de haber desaparecido la gran importación que antes se hacía de Holanda y que no ha sido sustituida por la de otro país alguno.

Corno se ve, Inglaterra toma sus precauciones frente a la hegemonía yanqui y esas precauciones van en perjuicio de la economía pecuaria argentina, sobre todo porque aún no ha llegado el momento en que Norteamérica, por el crecimiento constante de su población, se halle en condiciones de necesitar de las carnes sudamericanas.

Decíamos que esta lucha entre los dos imperialismos se desarrollaba también a través de otros mercados, y vamos a concretar, igualmente, este aspecto. Es sabido que la ganadería del Norte (Corrientes, Entre Ríos, Misiones, etc.), ha tenido cerradas sus puertas a los grandes mercados de consumo, porque habiendo estado secularmente el gobierno nacional en manos de los ganaderos y terratenientes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba (los representantes de la Capital Federal, en su casi totalidad eran ganaderos o hijos de ganaderos de estas provincias) y de los feudales del azúcar y del vino ‑ que favorecían a los mismos para obtener la complicidad en las leyes escandalosamente proteccionistas ‑, es sabido ‑ decimos ‑ que, con el pretexto de la sanidad animal, se les ha imposibilitado la entrada a los mercados y puertos, manteniéndolos en una inferioridad económica que se tradujo en un atraso en los refinamientos del ganado, mejoramiento de los campos, etc., que les ha impedido participar en el comercio de carnes congeladas o enfriadas. Esos ganaderos, impulsados por sus necesidades económicas, se organizaron para crear saladeros y fabricas colectivas de carnes conservadas. La necesidad de extractos y carnes conservadas creada por la guerra, fue para ellos un factor de adelanto.

En ese terreno, los frigoríficos no podían dominar por los métodos empleados para con el resto de la ganadería. ¿Quiere esto decir que han escapado a la garra imperialista? En modo alguno, como vamos a verlo.

Comenzaron por desarrollar la industria similar en el Uruguay y ya han conseguido trasladar a ese país el centro del comercio sudamericano del tasajo, y luego, siguiendo métodos de presión indirecta, se han posesionado de los principales mercados de consumo, como vamos a demostrarlo.

EI mercado del tasajo

Cuba era el principal mercado de colocación para el tasajo argentino; pero ese país está dominado económica y políticamente por el imperialismo yanqui, situación que ha sido aprovechada para los siguientes fines: dominar el mercado argentino de producción y crear un arma económica para presionar sobre el Uruguay. Con fecha 26 de octubre de 1927, fue sancionado en Cuba un impuesto aduanero diferencial para el tasajo, con la siguiente escala: 6 dólares los 100 kilos para el proveniente de Estados Unidos; 8 dólares para el proveniente de aquellos países que celebren acuerdos especiales con Cuba y 16 dólares para el que provenga de otros países. Este último impuesto es realmente prohibitivo (0,16 oro por kilo) si se considera el precio inferior de ese tipo de carne. De inmediato, fue celebrado un acuerdo con el Uruguay a cambio de una franquicia aduanera para el azúcar cubano. La Argentina sigue gestionando un acuerdo, hasta ahora sin resultado, ya que no puede abrir la aduana para el azúcar porque ello significaría la ruina de la industria azucarera nacional. El resultado de esa medida lo denuncia la estadística de la siguiente manera y téngase en cuenta que el impuesto solo pesó en los dos últimos meses de 1927:

Exportación de Tasajo argentino a Cuba:

 

1924            6.961.000 kilos

1925            7.453.000 ,,

1926            5.050.000 ,,

1927            3.759.000 ,,

Pero aún hay más. El segundo mercado consumidor del tasajo argentino era el Brasil ‑ que también era el primer consumidor de harina. El procedimiento empleado para la conquista del mercado brasileño ha sido otro y registra un episodio característico del monopolio imperialista.

El ganado brasileño es de calidad inferior ‑ tipo zebú ‑ y sus carnes no tienen aceptación en los principales mercados europeos y principalmente en los anglo-sajones. Esto les imposibilitaba para competir con las carnes argentinas, uruguayas o de los dominios británicos. Su consumo interno no absorbía toda la producción, ni permitía hacer de la ganadería una fuente de comercio exterior mientras que tenía que adquirir tasajo para proveer alimento (de clase inferior) a la gran masa obrera de las "fazendas".

Solo Italia podía ser su mercado, pero a condición de no tener competidores y de esto se encargaron los yanquis por medio del "pool" de las carnes. Suprimieron totalmente el envío de carnes argentinas a Italia, habiéndose llegado a producir este caso interesante: cuando el gobierno italiano saca a licitación el aprovisionamiento de carnes para el ejército, estipula que debe ser tipo Brasil y los precios fijados en moneda brasileña. Un representante argentino, con gran dosis de ingenuidad pide que se modifiquen los términos de la licitación y se dé tiempo a las compañías "argentinas" para hacer ofertas. El gobierno italiano accede al pedido y el referido representante telegrafía a los frigoríficos argentínos. ¿Resultado? No se presentó ninguno.

Es asi, asegurandole al Brasil un mercado para sus ganados, que los yan­

•f]Uis obtienen para si el mercado del tasajo. He aqui en n{imeros, el resultado :

Exportación clel tasajo argentino al Brasil.

1924            3.091.215 kilos

1925            2.597.376 "

1926            1.820.890 "

No tenemos datos de 1927, pero cabe descontar que han sido inferiores a los de 1926.

Por ese conducto, entre otros, los yanquis van penetrando en el Brasil y van ejerciendo cada vez, un dominio económico mayor sobre el Uruguay cuyo comercio de tasajo esta en manos de ese imperialismo.

Las medidas defensivas de Inglaterra tienen ya su repercusión en una disminución de la exportación de carne argentina para Inglaterra, cuyas cifras omito para hacer más breve esta exposición.

Ese mismo fenómeno de la lucha interimperialista y sus repercusiones en otros países coloniales y semicoloniales, lo vemos en lo que respecta a la producción brasileña del café. El desarrollo de los cultivos de café en otros países, por parte del imperialismo yanqui, es una manifestación de esa lucha por la dominación de los mercados. Corno en el caso de las carnes, mediante la competencia en el mercado mundial, se obligará a capitular a los ingleses y a ceder una parte primero, y la hegemonía después, del comercio del café.

El problema ganadero y los trabajadores rurales

Pasando ahora a las condiciones de trabajo, de vida y de salario ‑ tanto en la Argentina como en el Uruguay ‑ de los obreros ocupados en la ganadería, cabe señalar que registran un pequeño mejoramiento en los últimos años; pero solamente en un número limitado de estancias y particularmente en las dedicadas a la explotación de ganados finos. En la gran mayoría de los casos, esas condiciones continúan siendo miserables y las jornadas de labor siguen siendo, en este caso sin excepción, de 12 y más horas, pues dadas las          condiciones en que viven, todas las horas que no sean dedicadas al sueño o a la comida, deben ser dedicadas al trabajo. La alimentación que se da a esos trabajadores sigue siendo pésima y en muchos casos, poca. Salvo raras excepciones, como habitación se les dan los galpones en que se guardan los forrajes, cereales y granos, lanas y cueros, sarnífugos malolientes, arneses y demás útiles y herramientas de trabajo. Como lecho, un catre de lona con algunos cueros y bolsas en lugar de colchón, y como abrigo, un poncho, propiedad del trabajador. En muchos casos, no se da catre; se duerme en el suelo y en todos los casos, las sabanas, fundas y almohadas, se consideran un lujo impropio de un "mensual" o "cosa de gringos".

Deben trabajar desde las primeras claridades del día (para lo cual los mates con que desayunan deben tomarlos antes que aclare) hasta bien entrada la noche. Esto, llueva o no, haga frio o calor. Tienen "licencia" (descanso) un día, o a lo sumo dos por mes. Sus salarios oscilan entre $ 30 y $ 100 por mes. La gran mayoría percibe $ 50 o $ 60. A los capataces se les paga generalmente $ 20 más que a los peones, y se les provee de habitación separada. Las tareas que realizan son muy variadas: cuereadores, alambradores, engrasadores de molinos a viento, curadores de animales enfermos, domadores, cuidadores de animales finos, cortadores, emparvadores y enfardadores de alfalfa, troperos, separadores de hacienda, etc., ocupándose por lo común e indistintamente en todas esas tareas, según la importancia del establecimiento y los trabajos de la estación.

En otro orden de cosas, pero siempre dentro de la ganadería y sus derivados, se cuentan los ordeñadores, los peones de cremería, reseros, carneadores, esquiladores y muchas otras categorías que sería largo enumerar, haciendo abstracción de los millares de obreros que ocupan los frigoríficos para la industrialización de la carne y su embarque, ya que a estos últimos debemos considerarlos como parte del proletariado industrial.

En este terreno las clases están diferenciadas.

Los bajos salarios, la inseguridad en el trabajo (en lo que a radicación se refiere) y el sistema de vida en la estancia, hacen que esta categoría de trabajadores no puedan formar un hogar. Ese privilegio le está reservado únicamente a los que alcanzan la categoría de puesteros y generalmente a los jardineros, cuya compañera es a su vez cocinera del patrón o el mayordomo. En esta capa campesina, no tiene arraigo la mentalidad pequeño-burguesa. Sus aspiraciones personales no llegan más allá de la conquista de una capatacía o de pasar a la categoría de puestero para poder casarse. En muchos casos, la convivencia con el patrón ha creado vínculos que podemos llamar familiares. El patrón es el tutor moral (al mismo tiempo que el explotador económico) del peón; también es su caudillo y su orientador político. Dispone de su voto como de cosa propia. Un gran porcentaje de esos trabajadores es analfabeto y por lo común, alcoholista. El alcohol, el juego y la prostitución, son sus expansiones el día que una vez o dos por mes le da "licencia" el patrón.

Esa característica feudal del trabajo en la ganadería se ha modificado un tanto en los últimos años, a causa de la modernización en los métodos del trabajo y el ausentismo de los patrones ‑ ausentismo que los ha desvinculado de los peones, dejándolos a cargo de mayordomos y capataces. En el orden político, la demagogia radical ha dado sus frutos, consiguiendo en una buena proporción separar a los peones de sus amos, cuya gran mayoría es conservadora. Ese campo inmenso está abierto a nuestra agitación y propaganda. Ofrece, sin duda, grandes inconvenientes, tales como las distancias, la dispersión y el analfabetismo; pero tiene también grandes ventajas: no está contaminado por la ideología pequeño-burguesa y posee un gran caudal de instinto de rebelión.

Su adversión para con la justicia y el poder burgués es tradicional. Posee, en cambio, una fuerte dosis de nacionalismo sentimental y prejuicios de religión. En nuestra propaganda no debemos olvidar estas características y condiciones psicológicas. En este sentido, el partido tiene ya alguna experiencia. Hay que llegar a esa capa campesina que constituye una base formidable para las futuras luchas, a través de sus necesidades y defendiéndola de las enormes injusticias que con ella se cometen. La vida del partido nos demuestra que los elementos ganados entre ella son luego militantes fieles y abnegados de la revolución, a quienes no atemorizan las persecuciones policiales ni patronales ya que no se sienten arraigados ni temen tener que emigrar de un extremo a otro del país.

En este terreno, las clases están bien definidas, la lucha se plantea directamente entre explotados y explotadores, sin capas intermedias. Se trata, pues, de preparar un programa de reivindicaciones que contemple sus necesidades, intereses y aspiraciones más inmediatas y de proyectar un sistema sencillo y práctico de organización para que pueda concretarse la agitación y propaganda que el Partido desarrolla en ese medio.

La agricultura

La agricultura, en lo que a la Argentina respecta, y en menor grado. en lo que concierne al Uruguay, constituye, juntamente con la ganadería, la fuente principal de la economía nacional. El comercio de cereales se halla, lo mismo que el de la carne, monopolizado, tanto en el orden interno como en el internacional.

En el orden interno, es un hecho conocido la clausura de molinos y aun su demolición, para concentrar la molienda en algunos puntos y evitar la competencia por la diferencia de fletes. El comercio del azúcar se rige por un consorcio cuya existencia no se niega. Otro tanto ocurre con el algodón. Los cultivadores de maní (cacahuete) están luchando para romper el trust del aceite, a cuyo efecto organizan fábricas colectivas. Está trustificado el comercio de patatas, el de frutas, y en gran parte, el de huevos y aves.

En el orden exterior, la monopolización es conocida: el 80 % de lo que se exporta por el puerto de Buenos Aires se hace por dos firmas: Bunge y Born y Louis Dreyfus, firmas que manipulan el 55 % del total de la exportación nacional que, en muchas ocasiones trabajan de acuerdo constituyendo prácticamente un monopolio y una potencia mundial a la que nadie puede sustraerse y ante cuyo empuje van desapareciendo acopiadores, consignatarios y exportadores de segundo o tercer orden. Sus manipuleos de los precios y las múltiples formas en que despojan a los agricultores del producto de su trabajo, no hay para que enumerarlas. Ese despojo, sumado a la carestia de los arrendamientos y a los fletes elevados, son factores permanentes de pauperización de los agricultores, que, sumados a los factores circunstanciales tales como la baja de precios, las sequias, granizo, etc., agudizan el malestar y producen la ruina de los campesinos, su creciente proletarización. A este respecto, el 8° Congreso del Partido Comunista de la Argentina previó una crisis que luego se ha confirmado y que tiende a agravarse. La baja mundial de precios se ha producido y los proyectados aumentos de los aranceles aduaneros en Estados Unidos de Norteamérica, constituyen un nuevo factor de depresión para el comercio exterior de los productos agrícolas de la Argentina.

Debemos dejar establecido que las características agrícolas de la Argentina son distintas a las de los demás países de América y del mundo. Solo se le asemejan algo las del Uruguay. Aquí, la agricultura es de sistema extensivo y, por lo común, de monocultura. El agricultor medio cultiva 200 hectáreas. Los hay de 20, 30, 50, 100 y 150, pero también de 300 y 400; pero la mayoría, la parte más importante, está constituida por los que cultivan más de 100 hectáreas, con trigo, lino, maíz y avena. Disponen de un capital constituido por máquinas, animales y enseres de labranza, viviendas, etc. Recurren a la mano de obra asalariada, por lo menos en las épocas de siembra, recolección y trilla. No se trata, pues, de la pequeña explotación familiar, como tampoco de la gran empresa, como es el caso de las plantaciones bananeras o del café, sino de un tipo con características de pequeña industria. El agricultor, explotado por el terrateniente, el comerciante, las empresas de transporte y el fisco, es a su vez, el explotador del obrero agrícola. Entre el obrero agrícola y el gran arrendatario, existen infinidad de categorías: medieros (aparceros o medianeros), pequeños arrendatarios que trabajan con sus familias y solo ocupan algún asalariado en la época de la recolección, pequeños propietarios, etc.

El proceso de mecanización es muy rápido.

Las crisis continuadas por los factores que dejo ligeramente señalados y las dificultades cada día mayores para la colocación de los cereales en el mercado mundial, hacen que el proceso de abaratamiento de la producción tenga que ser rápido y para ello se recurre a la mecanización, de tal manera, que el abaratamiento se produzca sin rebajar los arrendamientos de las tierras, los fletes, los impuestos y las ganancias de los monopolios del cereal. En este sentido se han realizado enormes progresos. La moderna maquinaria está desplazando el 70 y hasta el 80 % de la mano de obra en la agricultura. La moderna maquinaria, llamada de corta y trilla o cosechadora, realiza hoy con cuatro o cinco hombres las tareas que otrora reclamaban 15 y 20 para la recolección y otros tantos para la trilla y, en menor tiempo. Se han introducido maquinarias, igualmente, para la siembra y recolección de la patata; se está perfeccionando una recolectora de maíz ‑ que ya comienza a tener aplicación ‑, los carros a tracción de sangre están siendo reemplazados por el camión; en los molinos se están instalando sistemas de carga, descarga y manipulación mecánica, etc. Es así como las campiñas argentinas están hoy convertidas en inmensos cuarteles de desocupados; a pesar de que ya no ocurre, como en años anteriores, en que grandes cantidades de trabajadores europeos ‑ especialmente italianos ‑ venían para trabajar tres o cuatro meses y regresar a sus países, fenómeno conocido aquí como el de la inmigración "golondrina". Los trabajadores de las provincias del norte, que antes no venían a las del litoral al trabajo de la recolección, porque su constitución física, producto de la miseria en que se han criado, los hacía inaptos para esa clase de pesadas tareas; corridos por la miseria, han venido aclimatándose y ocupándose para las tareas más livianas, por salarios miserables, hoy consiguen ocuparse en grandes cantidades, ya que los agricultores ‑ por sus menores exigencias de salario y alimentación ‑ los utilizan para reemplazar a los extranjeros o a los criollos de las provincias del litoral o del centro, ocupando un mayor número que, sin embargo, les resulta más económico. Esto ha contribuido a sembrar la desocupación y la miseria en las provincias más cerealistas y en la Pampa Central.

Las causas que dejo enumeradas ligeramente, han producido un intenso malestar en las campañas, tanto entre los obreros agrícolas como en los campesinos ‑ agricultores ‑ y las consignas lanzadas por nuestro Partido comienzan a ser recogidas por esa masa. Los movimientos registrados el año anterior en la provincia de Santa Fe, giraban en torno a las consignas de nuestro Partido y asumieron gran importancia. El gobierno irigoyenista envió fuerzas del ejército nacional para reprimirlos. En esa oportunidad se puso de manifiesto el amarillismo de la Federación Agraria Argentina, así como la política burguesa de conquistar a esa capa del campesinado para su lucha contra los trabajadores. Toda la prensa burguesa, las organizaciones de los terratenientes, bolsas de comercio, se esforzaron por presentar a los obreros agrícolas como los peores enemigos del agricultor; al mismo tiempo que se presentaban como los aliados de este, no obstante ser sus verdaderos explotadores. Por primera vez nuestro Partido se esforzó por neutralizar a esa importante capa, demostrando que el enemigo no eran los trabajadores, sino la burguesía que los quería utilizar para luchar contra los asalariados y, evitando el mejoramiento de estos últimos, seguir contando con un margen amplio para su explotación. En ese sentido hay mucho que hacer y nuestro Partido se halla en retardo. Nuestro 8° Congreso señala un gran paso en ese sentido, pues se han establecido reivindicaciones para las diversas capas y se ha hecho un gran trabajo de clarificación sobre la manera de conducir ese trabajo para la neutralización y la conquista de esas capas del campesinado.

En el orden de la organización existen: la Federación Agraria Argentina que es la más importante por el número de agricultores organizados y por su fuerza económica, pero que tiene una orientación completamente pequeño-burguesa y un carácter más comercial que gremial; la Federación Agraria Israelita, que agrupa a colonos de esa raza y que se diferencia de la anterior en algunas modalidades que son propias de la colonización judía, pero no en su orientación y política general; y finalmente, algunos núcleos que constituyen la llamada Liga Agraria de la Pampa, de orientación más izquierdista, formada a través de grandes luchas con los terratenientes y que han sabido vincular a los obreros agrícolas en sus luchas, en más de una oportunidad. En este sentido, nosotros debemos trabajar por la unificación, por la creación de una sola organización y dentro de ella por una orientación que la lleve a la lucha contra los terratenientes, empresas de transportes, comerciantes y el fisco, mediante la entente con los asalariados para las finalidades anticapitalistas; pero, sobre todo, debemos ocuparnos por organizar a los obreros agrícolas en sindicatos clasistas, adheridos a la organización de los demás trabajadores del país, elaborando programas de reivindicaciones propias para cada categoría y creando tipos de organización especial para las distintas ramas, de acuerdo a sus condiciones y características. Las Ligas Campesinas para los agricultores, arrendatarios y pequeños propietarios; los sindicatos rurales para los asalariados de la agricultura y de la ganadería y categorías complementarias de unas y otras, tales como carreros, peones de tambo, de cremería, peones de            estancia, etc.

Algunas consideraciones sobre la industria azucarera.

No hemos de hacer aquí la historia vergonzosa del privilegio proteccionista con que ha sido favorecida esa industria que, con la forestal y la yerbatera constituyen la trilogía de los esclavizadores, destructores de las razas autóctonas, alcoholizadores y hambreadores de toda la población del país, como tampoco podremos describir las formas feudales de su explotación y dominio en todos sus detalles. Señalaremos cuales son sus perspectivas inmediatas y cuales sus características fundamentales de explotación.

En su aspecto general, en lo que se refiere a toda la industria, ha existido superproducción en los dos: años anteriores: pero mediante leyes especiales, se impuso la limitación de la producción en diversas formas: destrucción de una parte de la caña, obligación de reducir los cultivos, etc., eliminándose toda competencia mediante impuestos prohibitivos a la importación. Actualmente se aplica el sistema proyectado por MacNara[3] para proteger a la agricultura yanqui, esto es, rige un impuesto aduanero movible de 0,7 oro por kilo, impuesto que puede reducirse cuando el precio pase de $ 4.10 los 10 kilos para el tipo "pile", puesto en Buenos Aires, y que permite la colocación del excedente de producción en el exterior, a cualquier precio, exento de todo impuesto provincial y nacional y cubriéndose las perdidas con primas acordadas de un fondo especial, creado por ley para ese fin.

Se han creado ya algunos ingenios llamados cooperativos, fomentado por el gobierno provincial y con la cooperación económica del mismo; pero no hay posibilidad de que lleguen a salvar a los cañeros, como se sostiene y se cree por muchos, dado que tienen que caer dentro del engranaje del trust para la colocación del azúcar, y sobre todo, porque solo comprende a la provincia de Tucumán, cuyo clima semitropical ofrece desventajas en relación al de Jujuy y Salta, principalmente, provincias estas que gozan de otros privilegios de que nos ocuparemos más adelante.

Los dos tipos de trustificación.

En la industria azucarera existen los dos tipos clásicos de trustificación y existe un "pool" por la regulación del consumo, fijación de precios para la venta y distribución del producto en el mercado, "pool" que, mediante un convenio financiero con otro "pool" internacional, consigue evitar la competencia del producto extranjero, todo lo cual constituye el trust horizontal, al que no solo no se aplica la ley contra los "trusts", sino que, conociéndose su existencia, hasta se le presta apoyo gubernativo, provincial y nacional. Esto no impide, claro está, que los mismos favorecidos protesten constantemente contra los "trusts" y monopolios de otros países y reclamen el aumento de las medidas proteccionistas, así como los gobernantes del país, claman contra los impuestos aduaneros de otras naciones, mientras sancionan impuestos de exportación, escalonados según los valores, para aumentar los recursos fiscales a expensa de las mismas, cuando ellas se ven obligadas a aumentar su demanda para satisfacer las necesidades del consumo. Olvidando, igualmente, que la Argentina ocupa el tercer puesto en la escala de países proteccionistas con la siguiente proporción: 1° España con el 40 %; 2° Estados Unidos con el 25 %; 3° Argentina con el 20 %, y que, en cuanto a los artículos manufacturados solamente, ocupa el segundo lugar.

La trustificación vertical, esto es, la que abarca desde la producción de la materia prima y su elaboración hasta la colocación en los mercados, existe especialmente para Jujuy y Salta. En estas provincias, los ingenios son a la vez, plantadores de cañas y tienen en sus manos todo el proceso de industrialización. Cada ingenio es un feudo donde no impera más ley que la del industrial; los pueblos, hoteles, medios de transporte, caminos, etc., le pertenecen. Tienen sus propias oficinas de correos y telégrafos y hasta su propia policía. En estos pueblos no puede encontrar albergue quien no sea persona grata a los industriales y la propia policía se encarga de ordenarle su partida.

En esos feudos no se puede entrar sin el correspondiente permiso. Es esa una gran ventaja económica sobre las demás provincias, pero no es la única. Además de haber eliminado al cañero independiente, cuentan con la ventaja de un clima más apropiado que el de Tucumán para la producción de caña y, finalmente, realizan el trabajo con indígenas traídos de la frontera boliviano­argentina ‑ de uno y otro lado ‑ transportados en vagones de ganado, a los que se da como vivienda las chozas que ellos mismos deben construir con yuyos y cañas, se suministra una alimentación escasa y horrible, se les alcoholiza con la llamada "caña" ‑ hecha con alcoholes de la más ínfima calidad y azúcar quemado ‑ y se da como toda retribución, algunos pesos en niqueles al finalizar la zafra. Solo a los caciques de algunas tribus se le dan algunos centenares de pesos y cierta cantidad de géneros ordinarios y de colores chillones para su distribución entre los indios. Hemos dicho ya que esta industria nacional, conjuntamente con la yerbatera y forestal, forman la trilogía de la más infame explotación. Esta explotación que tiene como víctimas a los indígenas y a los trabajadores autóctonos de las provincias más pobres: Santiago del Estero, Catamarca, Jujuy. Salta y La Rioja, provincia a la que no llegado nuestra propaganda, con excepción de una reducida parte de la primera. En Tucumán, la explotación es inicua, pero no asume las mismas proporciones, y a pesar de las restricciones que los industriales imponen al gobierno, nuestra propaganda puede realizarse interviniendo además otro factor: el pequeño propietario (cañeros) que acosado por la crisis y la explotación de que le hacen victima los industriales, tiene periodos de rebelión, se organiza y llega a producir reivindicaciones de importancia como los de 1927.

Las dificultades para la propaganda.

Nuestra propaganda en medio de esas masas explotadas y maltratadas, ofrece las dificultades propias del régimen feudal que viven y del analfabetismo de la casi totalidad, aparte de que para ser eficaz, en muchos casos, debe realizarse en los idiomas indígenas que hablan.

Sin embargo, es necesario ingeniarse para llegar hasta ellos, utilizando a los vendedores de baratijas, los carreros, los cocheros, y, en fin, todos aquellos elementos que puedan entrar constantemente en los ingenios.

En la industria azucarera, tenemos, pues, dos tipos esenciales: el de los cañeros que venden las cañas a los ingenios y el de los obreros que trabajan en la zafra, el pelado y el transporte de la caña. Además, se cuenta con un reducido porcentaje de obreros ocupados permanentemente en los ingenios: mecanicos, maquinistas, etc. que forman la capa privilegiada.

En lo que concierne a los cañeros, cabe decir que van siendo arrollados por el proceso de concentración capitalista. El hecho de que solo existan en Tucumán, de que sea esta la provincia de clima menos apropiado y de que en ella se emplee el trabajo asalariado, hace que la competencia de las demás provincias resulte ruinosa para Tucumán, a cuyas únicas expensas se aplica la reducción de la producción por ley. Esos cañeros, explotados de la manera más inicua, se ven obligados a perder sus tierras, a venderlas a los ingenios, a dedicarse a otras explotaciones. En su desesperación, han llegado a producir movimientos intensos e importantes, tales como el de 1927, que tendrá que repetirse. En ese movimiento, la falta de una propaganda y de una organización entre los asalariados, miserablemente pagados, expuestos al paludismo y sometidos a tareas agotadoras, hizo que se sumaran en la lucha contra los ingenios, resultando luego que a los cañeros no les concedieron mejoramiento alguno. 

Nuestro Partido realizó en esa oportunidad sus primeros trabajos y posteriormente, aun cuando en forma reducida por las distancias y faltas de medios, los ha continuado. De producirse un nuevo movimiento, los asalariados lucharan por reivindicaciones propias, mientras apoyen a los cañeros.

La industria forestal tiene todas las características feudales; en ella la propaganda está llena de dificultades, pero puede y debe ser realizada. Corno signo promisor, debemos recordar que hace algunos años, en momentos en que existía una radicalización de las masas y un incremento de la organización, se produjeron formidables movimientos, algunos de los cuales, como el de "La Forestal", tuvieron caracteres de verdaderas insurrecciones armadas.           

En resumen, compañeros, tenemos todavía regímenes feudales en algunas ramas de la producción agraria, tales como el azúcar, la forestal y la yerbatera, y resabios feudales en muchas otras. Contamos con un campesinado compuesto de muy variadas capas y una enorme masa de obreros agrícolas. Esta última es la que debe concentrar particularmente nuestra atención; ella constituye la base fundamental de nuestro movimiento en estos países de economía agropecuaria.

Para este trabajo, hemos confeccionado programas de reivindicaciones que abarcan a las categorías más importantes y generalizadas, las que epilogarán la resolución que sobre este punto del orden del día presentara la comisión. Esas reivindicaciones, claro está, podrán ser completadas en cada país de acuerdo a las características que les sean propias.

Y para terminar, compañeros, recordare que el compañero Suárez manifestó que nuestros Partidos de la América latina no han otorgado al problema agrario la importancia que tiene y que es necesario le sea a cordada. De hoy en adelante, pues, debemos realizar los mayores esfuerzos para mejorar nuestro trabajo entre los campesinos que constituyen una parte fundamental en los futuros movimientos de masas.

(Se pasa a cuarto intermedio.)

 

 

 

 

 



[1] "este astucia de cada militante o de la dirección del Partido.": una linea insertada fuera de lugar. Cf nota xxx

[2] Cf nota yyy

[3] sistema proyectado por MacNara