Las maniobras de la llamada “extrema izquierda”
en oposición a “la Europa liberal”

Escrito:
septiembre 2007
Última modificación:
junio 2008

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Liberalismo, dirigismo

Entre los principales puntos en juego que comúnmente se ponen en adelante en lo que concierne el desarrollo actual de la dominación del capitalismo a escala europea, hay el representada por la puesta en aplicación de los preceptos del “liberalismo”. Este término incluye cierto número de aspectos determinados. Empero, estos son múltiples y cubren campos superpuestos bastante anchos. Además, el uso que se hace de ellos, a menudo queda impreciso. Las consideraciones que van a seguir, concernirán cuestiones delimitadas. Para tratarlas, primero hay que identificar las significaciones y las implicaciones de la noción de “liberalismo”.

El liberalismo como doctrina coherente data del fin del siglo 18. En ese entonces, no estaba establecida la distinción entre liberalismo económico y social (la aparición de la economía como disciplina separada data no más que de la primera mitad del siglo 19). Empero tiene como aspecto esencial el económico: el “mercado libre” es considerado como la base del sistema por promover. Esto comporta cierto número de implicaciones, señaladamente que la autosuficiencia de un país no es un objetivo compatible con el liberalismo, y que se tiene que quedar sin barreras entre países en cuanto a los flujos de mercancías, servicios y capitales. De modo general, se debe proscribir las interferencias del estado y de toda otra institución o fuerza, lo que se aplica señaladamente a la planificación.

Es este último punto que lleve evidentemente a consideraciones pertenecientes al ámbito político. Empero, cuando se emplea la noción de liberalismo en términos políticos, esto puede referirse a concepciones variadas. En primer lugar, en el contexto de lengua inglesa, el termino es asociado a la idea de libertades individuales. Una manifestación de esta significación es la defensa, en nombre de la libertad de expresión, de propagandistas llamados revisionistas a propósito de la historia del nacional-socialismo, como Robert Faurisson. Tomado en el sentido más general, esta variante del liberalismo se emparienta al anarquismo.

En lo que concierne la noción de “neoliberalismo”, es a menudo empleada para designar una serie de características que no se derivan en sí mismos de la aplicación del liberalismo.

El sistema capitalista conlleva de manera inherente la tendencia a aumentar siempre más la amplitud geográfica integrada en su esfera, a someter un volumen siempre más grande de fuerza de trabajo a su dominio, mientras acreciente siempre más, del punto de vista del tiempo, el índice de utilización del conjunto de los trabajadores en el proceso de producción de plusvalía y, paralelamente, intensifica siempre más el grado de explotación en el curso de este proceso. La evolución de la situación mundial desde el siglo 19 hasta hoy muestra efectivamente características orientadas en este sentido. Puede observarse además la elaboración, asistido entre otro por los progresos técnicos, de mecanismos de funcionamiento que favorecen una mejora adaptación a los factores de coyuntura y de crisis económicas: subcontratación, mediación financiera, etc.

Desde luego, estas tendencias tienen trabas por el conjunto de las contradicciones inherentes al capitalismo. Aunque en teoría la realización del máximum de ganancia a escala mundial debería desembocar en la integración de la gran mayoría de la población mundial en la fuerza de trabajo empleada por el capital, en realidad absolutamente no es así.

El hecho es de toda manera que los fenómenos mencionados pueden aparecer en el marco de economías capitalistas de diferentes tipos, no solo las que siguen políticas llamadas “neoliberales” pero también las que ponen en práctica un régimen centralizado, dirigido, tal que el de Alemania bajo el nacional-socialismo. Así, entre los aspectos del funcionamiento actual del capitalismo, tales como son enumerados corrientemente por las presentaciones propagandistas para denunciar las males engendrados por el “neoliberalismo”, la mayor parte de hecho no tiene lazo intrínseco con el postulado del “mercado libre”.

Los dispositivos de reducción del tiempo de trabajo tanto como los de su aumentación, pretenden incrementar la duración global del trabajo para el conjunto de los trabajadores. En el caso de la reducción, en efecto, esta es indisolublemente asociada a una flexibilización (por medio de la anualización, de la multiplicación del trabajo por turnos, etc.). Y respecto al espacio geográfico, la historia de la explotación de las materias primas en el marco del sistema capitalista muestra toda una serie de desplazamientos sucesivos de los centros, según su rentabilidad. Si hoy estos mecanismos son cada vez más omnipresentes, esto es vinculado al hecho de que el desarrollo de las fuerzas productivas, desde el punto de vista técnico, levanta progresivamente las restricciones prácticas que se impusieron al capital en el pasado. Antaño por ejemplo las inversiones en el extranjero tenían en gran parte como objetivo el abastecimiento del mercado local, y llevaban aparejado pues el proseguimiento de la producción en el país imperialista del cual procedieron. Hoy se produce lo que se llama las “deslocalizaciones”, porque se volvió técnicamente posible hacer asumir a las plantas de producción en el exterior el papel de proveedor a escala mundial, reemplazando así otras plantas, cualquiera sea su lugar de instalación.

Dicho todo esto, hay que ir a parar en el hecho de que ciertos rasgos de la política que predomina actualmente entre un gran número de países, son señaladamente diferentes de lo que era de costumbre anteriormente. Se trata esencialmente de dos puntos que pueden resumirse así: desmantelamiento de los sistemas de “seguridad social” y desentendimiento del Estado sobre las funciones de gestión directa de actividades económicas (incluyendo toda forma de “servicio público”). Empero, no sería apropiado analizar esta realidad en términos de contraposición abstracta entre un capitalismo “social” y un capitalismo “anti-social”, ni de atribuir al reformismo una suerte de “mérito” de haber instaurado el primero.

La situación actual es el resultado por una parte, de un cambio en la correlación de las fuerzas entre la burguesía y la clase obrera, y por otra parte del fortalecimiento del carácter monopolista imperialista del sistema económico.

La instauración de la dictadura del proletariado en Rusia y los avances sustanciales realizados sobre esta base en la construcción del socialismo en URSS, conjuntamente al desarrollo del movimiento obrero y anti-imperialista en el mundo, hizo sentir a la burguesía mundial que su poder estaba seriamente tambaleando. Para poner un dique a la amenaza, empleaba entonces todos los medios a su disposición, la violencia represiva figurando en buena posición, y también las manipulaciones y intrigas para dividir las organizaciones políticas y sindicales del movimiento obrero. En el contexto particular que fue resultado de la segunda guerra mundial, recurría a una política pretendiendo engañar las masas que más y más se giraron hacia la perspectiva revolucionaria para la cual el proletariado soviético enseñaba el camino. Aceptaba, en cierto número de países, señaladamente en Francia, el establecimiento de un sistema de seguro para las periodos de enfermedad, de paro y de retiro. Paralelamente, mantenía ciertas condiciones mínimas de subsistencia que necesitaban los trabajadores para seguir viviendo mientras quedan sometidos a la explotación cotidiana por el capital.

Desde entonces, la restauración del poder de la burguesía en URSS, luego en Albania, y la dislocación consecutiva del movimiento obrero, han cambiado sustancialmente la situación mundial. La burguesía se crea finalmente autorizada a considerar como caducos sus temores pasados, y a hacer desaparecer cualquiera concesión favorable a los trabajadores. Esto concierne el sistema de “seguro social”, el código del trabajo, los convenios colectivos, así como la mínima ventaja obtenida bajo la presión de la lucha reivindicatoria, y incluye también los efectos favorables de los “servicios públicos”.

Otra serie de modificaciones concierne a la economía. En comparación con la situación entre las dos guerras mundiales, el desarrollo de las fuerzas productivas organizadas bajo el control de las sociedades transnacionales dominantes ha salvado una nueva etapa en la ampliación de sus dimensiones. Trajo dentro del perímetro del sector industrial, países que antaño eran esencialmente agrícolas. En los mismos países imperialistas, las escalas de referencia se han extendidas considerablemente. Anteriormente, ciertas actividades estaban organizadas como sectores nacionales o al menos de modo centralizada, en el nivel de cada país, considerando la burguesía que una gestión colectiva al servicio del capital en su conjunto era apropiada. Es el caso de las infraestructuras (transportes, energías, telecomunicaciones) pero también de ciertas industrias como la aeronáutica, señaladamente militar. Esta visión todavía sigue en vigor, pero su aplicación tiende a rebasar los límites devenidos en demasiado estrechas, de los estados nacionales. Ahora bien, la existencia de aquellos sigue un hecho, y en el orden político el establecimiento, por ejemplo, en la Unión europea de una “sociedad europea de telecomunicaciones” única, es lejos de poder ser concretizada. Es por esto que un mecanismo indirecto se pone en aplicación, que exige la privatización de las sociedades nacionales afectadas para dejar campo libre a concentraciones monopolísticas supranacionales, supervisadas más o menos estrechamente por las poderes públicos. En este caso, lo que en apariencia constituye un caso específico de la aplicación de la doctrina neoliberal y de la competencia libre y no torcida, de hecho resulta, al menos en partida, de la tendencia opuesta, es decir de la característica fundamental del capitalismo en su fase monopolista.

Antes de ir a parar en la cuestión del “anti-neoliberalismo” tal como se manifiesta a propósito de la situación en Europa, es conveniente advertir que aspectos importantes del control global ejercido por el capital son vinculadas a las modificaciones del lugar de los países dominadas en el sistema capitalista mundial y del modo como el imperialismo mantiene su dominación. En relación con el tema del liberalismo, esto concierne entre otro el papel jugado por las instituciones internacionales (FMI, Banco mundial) y los diferentes organismos formales o informales como los clubes de acreedores, las “cumbres” internacionales, etc. Habida cuenta del asunto tal que será tratado en lo que sigue, dejaremos de lado estos puntos.

La cuestión de la unificación de Europa sobre la base de la economía capitalista ha sido planteada desde antes de la segunda guerra mundial. Se ha concretizada progresivamente desde los años 1950. A partir del momento que los acuerdos multilaterales entre países europeos iban más allá del simple ámbito de los intercambios comerciales, se ha cristalizado un debate entre defensores y opositores, estos últimos denunciando los fechorías del “Europa liberal” evocando, al menos ciertos, el objetivo planteado como deseable, del “Europa social”. Es verdad que mientras tanto la Gran Bretaña había sido sometida a la política efectivamente liberal de los gobiernos de Margaret Thatcher. Basta con citar el ejemplo de la privatización de los ferrocarriles, que muestra las implicaciones catastróficas, en términos económicos para las masas populares en general y en términos de dislocación de la clase obrera, deseada por el capital, en particular.

En un primer periodo de unas diez años los movimientos designados sumariamente como “anti-mundialistas” habían orientados sus acciones principalmente en contra de ciertas manifestaciones de la dominación ejercido por las grandes potencias capitalistas en el nivel mundial. Más precisamente eran afectadas las medidas con carácter liberal impuestas a los países dominados, señaladamente en América latina. Luego, la “Europa liberal ha sido ampliamente puesta en adelante como blanco de la crítica.

Europa social contra Europa liberal

Por razones históricas, es sobre todo en Francia que la cuestión de la “Europa liberal” terminó por tomar una importancia considerable. Primero fue el caso respecto al tratado de Maastricht, en términos de oposición a la supranacionalidad, luego, con el proyecto de tratado constitucional, alrededor de las disposiciones que contenía y cuales pretendieron tornar más explícitas las reglas imponiendo el “mercado libre”.

La oposición al “mercado libre” y al desmantelamiento del sistema de “seguro social” se organizó de modo natural en el marco del movimiento sindical. Se desenrollaron luchas, contra la puesta en tela de juicio de los regímenes de retiro y de seguro de enfermedad, y contra las directivas europeas concernientes la abolición de las medidas proteccionistas en el ámbito de la circulación de la mano de obra y de los servicios.

Luego vino el intento de hacer adoptar un tratado constitucional conforme a las orientaciones desarrolladas por los gobiernos europeos a través de la comisión europea. La contestación sindical se transformó entonces en contestación más directamente política.

En Francia, este debate está fuertemente vinculada a la historia del Parti communiste français (Partido comunista francés, PCF) y la orientación que adoptó en el marco de la resistencia contra la ocupación por la Alemania nacional-socialista. Desde los años posguerra y la participación del PCF en el gobierno, esta orientación se cita constantemente como fuente de éxitos del movimiento obrero que se dan por “sentadas”, y indirectamente contribuyó ampliamente a la aparición del concepto de “modelo francés” en el ámbito de las relaciones sociales. Una de las características de la oposición al proyecto de tratado constitucional era la referencia a esta filiación, tal que por ejemplo se invoca en el llamamiento siguiente, publicado en 2004 por cierto número de personalidades que han jugado un papel en el combate contra la ocupación[1].

En el momento en que vemos puesto en tela de juicio el zócalo de las conquistas sociales de la Liberación, nosotros, veteranos de los movimientos de Resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia Libre (1940‑1945), llamamos las jóvenes generaciones a hacer vivir y retransmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales siempre actuales de democracia económica, social y cultural. [...]

[...] programa del Consejo nacional de la Resistencia (CNR) adoptado en la clandestinidad el 15 marzo 1944: Seguro social y pensiones generalizados, control de los “feudalidades económicas”, derecho a la cultura y educación para todos, prensa liberada del dinero y corrupción, leyes sociales obreros y agrícolas, etc. ¿Cómo puede faltar hoy dinero para mantener y prolongar estas conquistas sociales, mientras que la producción de riquezas ha aumentado considerablemente desde la Liberación, periodo cuando Europa estaba arruinada?

Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad tienen que no dimitirse, ni dejarse impresionar por la actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenaza la paz y democracia.

En el contexto actual, el punto de vista “antiliberal” se exhibe de modo explícito y insistente por ciertas organizaciones políticas, que además se apoyan en estructuras asociativas ‑ de las cuales en general constituyen el núcleo ‑ para que sea recogido más ampliamente. No nos ocuparemos de toda la gama de estos grupos, y por cierto dejaremos de un lado el PCF, que desde largo tiempo propaga las posiciones que constituyen el armazón del movimiento tal que se cristalizó bajo la bandera del “antiliberalismo”. Abordaremos simplemente dos casos que nos parecen significativos por razones particulares.

La Ligue communiste révolutionnaire francesa

Para empezar, en lo que concierne a la Ligue communiste révolutionnaire (Liga comunista revolucionaria, LCR), en Francia, tomamos como referencia las posiciones tales que se expresaron en los debates con motivo del 16° congreso celebrado en 2006[2].

Una inclinación particularmente acentuada por el antiliberalismo aparece en las orientaciones de la corriente asociada a la “plataforma 4”. Considera que el objetivo más importante actualmente es "el reagrupamiento político amplio en ruptura con la gestión del capitalismo". Esta "construcción de un nuevo partido anticapitalista" se fundaría en el supuesto hecho de que "decenas de millares de militantes en el movimiento social, la izquierda tradicional y la extrema izquierda desean la existencia de una fuerza política capaz de oponerse a la derecha, de impugnar la hegemonía del social-liberalismo y de dar consistencia a un proyecto emancipador".

Así "los colectivos potencialmente han de desempeñar un papel central ya que por el momento constituyen la única expresión organizacional, por parcial que sea, de la recomposición política". "Los colectivos, las fuerzas de la campana del “no” de izquierda, pues, tienen la responsabilidad de seguir concentrando los militantes socialistas, ecologistas, comunistas, de la izquierda revolucionaria, los sindicalistas, altermundialistas, todos los y todas las que, a la izquierda, rechazan el social-liberalismo."

El carácter oportunista de esta posición se desprende claramente en lo que concierne la cuestión del programa: "No podemos y tenemos que no elaborar a priori, en el abstracto, el programa de una nueva fuerza. De una parte, es sustituir el conjunto de los/las militantes que constituirán esta nueva fuerza y que decidirán democráticamente sobre el asunto. De otra parte, tal programa depende de las luchas reales. Su grado de ruptura depende de la relación de fuerza, de la dinámica de las luchas, de las concesiones que es posible o no arrancar a la clase dirigente en un momento determinado."

Por consiguiente, las fórmulas utilizadas quedan evasivos: "un proyecto emancipador en ruptura con el capitalismo", "la emergencia de una izquierda en ruptura con la gestión del sistema, una verdadera oposición consecuente a la derecha, al liberalismo, una alternativa al social-liberalismo". Las pocas alusiones anti-capitalistas son tímidos: "[...] una política que implicará serias incursiones en la propiedad privada de los medios de producción".

El oportunismo igualmente rige la actitud respecto a la cuestión del gobierno: "[...] solo un gobierno de trabajadores (o al servicio de los trabajadores), apoyado y controlado por la auto-organización de los/las asalariados/as y de los/las habitantes, podrá poner en marcha tal política al servicio del número más grande, [...]. Tal gobierno, lo respaldaremos y estaremos parte interesada en él." Concretamente, esto significa que "la LCR es favorable a candidaturas unitarias a la elección presidencial y legislativa sobre la base de una plataforma resueltamente antiliberal, tomando a su cuenta las reivindicaciones de las luchas sociales de los últimos anos, sobre la base también del rechazo de toda alianza con los social-liberales y de toda participación en un gobierno social-liberal".

La corriente (mayoritaria) asociada a la “plataforma 1” critica la “plataforma 4” "que propone abandonar el anticapitalismo por una fuerza “antiliberal”, formalmente a la derecha del PCF", y afirma: "Defendemos la perspectiva de un gobierno anticapitalista del que el programa sea abrogar todas las leyes antisociales y entablar una política de ruptura con el capitalismo liberal. [...] Rechazamos toda nueva experiencia [...] de un gobierno no rompiendo con las instituciones y la economía capitalista." Pero sus propias posiciones no son, sin embargo, más anticapitalistas que las de la “plataforma 4”.

¿En qué consistiría según la “plataforma 1” la "ruptura con la economía capitalista"?

En efecto, el cese de las políticas liberales del empleo, de los despidos, la puesta en marcha de una verdadera lucha contra el desempleo implica incursiones dentro de la propiedad capitalista para quitar el control absoluto de la patronal sobre la economía. La exigencia de una nueva repartición de las riquezas impone de cambiar de lógica, de sustituir la lógica de la ganancia capitalista por una lógica de las necesidades sociales.

¿Y en que consistiría la "ruptura con las instituciones"?

Este plan de urgencia social tiene también una dimensión democrática, en la exigencia de una ruptura con las instituciones de la V° República, en particular la concentración de los poderes en la cúpula del Estado. Esta ruptura no pretende a un restablecimiento de la IV° República parlamentaria, tendría que desembocar en una nueva democracia, una democracia hasta las últimas implicaciones, es decir la intervención directa de la población para determinar la marcha de la sociedad. Ésta tendría que no pararse en la puerta de las empresas y mercados financieros. Este control necesita que la movilización de las clases populares desemboque en nuevas formas de democracia directa por la elección de asambleas en las empresas y comunas. Plantea la cuestión de quien dirige y decide, las multinacionales y los poderes financieros o los trabajadores, es decir la cuestión del poder político. Las competencias de una asamblea elegida al sufragio universal y a la proporcional tienen que ser extendidos al conjunto del campo político, económico y social. Todos los representantes del pueblo tienen que ser controlados por los que les han elegidos. Esta transformación democrática tiene que apoyarse en un proceso de autogestión social y democrática de la sociedad.

Resumiendo, ni instauración de un poder revolucionario dirigido por el partido de vanguardia del proletariado, ni abolición de la propiedad privada de los medios de producción, pero tan solo las formulas nebulosas empleadas regularmente por los reformistas.

La “plataforma 1” por su turno está incluida en el blanco de las críticas formuladas por la corriente asociada a la “plataforma 5”. Ésta considera que "además de la de Hollande[3] y de la nuestra, hay tercera izquierda: la de las direcciones reformistas del “no” de izquierda que, todas, defienden refritos de los viejos programas keynesianos". Deplora que "respaldado activamente por los PF 3 y 4, mas tímidamente por la PF 1, la llamada “para candidaturas unitarias en 2007 y 2008” se sitúa desgraciadamente en el terreno exclusivo de esta tercera izquierda". Según ella, "esta llamada no dice palabra ninguna de las luchas en curso, no se pronuncia sobre las reivindicaciones sustentadas por las movilizaciones de estos últimos años", y "no indica las fuerzas sociales que habrá que afrontar para verdaderamente cambiar de política y ni siquiera dice que hay que cargar contra las ganancias". Es sin interés para nosotros saber si estas apreciaciones son justificadas. Retenemos, empero, que en fin de cuenta se recae sobre las mismas limitaciones en las perspectivas de "ruptura".

En efecto, según la “plataforma 5”, en el orden económico:

[...] la LCR defenderá la necesidad de cargar, por todos los medios que ofrece la lucha de clases, contra las ganancias, la propiedad privada, el poder patronal [...].

Y en el orden político:

[...] la LCR defenderá la necesidad [...] de abolir la V° República y de abrir un proceso constituyente [...].

El Parti communiste des ouvriers de France francesa

En Francia, como en la mayor parte de los otros países europeos, el terreno de lo que se llama la extrema izquierda está esencialmente ocupado por movimientos trotskistas. Mencionaremos ahí además una organización de la cual la filiación histórica es distinta, pero que se funde completamente en la orientación ilustrada arriba por el ejemplo de la LCR: el Parti communiste des ouvriers de France (Partido comunista de los obreros de Francia, PCOF).

El PCOF se constituyó en 1979 luego de una escisión del “Parti communiste marxiste-léniniste de France” (“Partido comunista marxista-leninista de Francia”, PCMLF). Éste era proveniente de la “Fédération des cercles marxistes-léninistes de France” (Federación de los círculos marxistas-leninistas de Francia) fundada en 1964 por militantes excluidos del Partido comunista francés, que había tomado en 1966 el nombre de “Mouvement communiste français (marxiste-léniniste)” (Movimiento comunista francés marxista leninista), y después en 1967 se había transformado en PCMLF.

El PCOF se sitúa plenamente en el marco de las posiciones antiliberales[4]:

El hilo conductor entre el “No” en el referéndum a la constitución europea, el rechazo del CPE, los movimientos contra la criminalización de la juventud, las movilizaciones en solidaridad con los sin papeles, la solidaridad con los sin techo, es el rechazo masivo de la política neoliberal llevada por el gobierno y la patronal. Y cuando los obreros se baten contra los despidos bursátiles, cuando se baten por sus salarios, cargan directamente contra esta política de la ganancia máxima exigido por los bancos de negocios y otros fondos privados que asfixian la sociedad.

En resumen: "En todas partes del mundo, la política neoliberal ha sido la respuesta de la burguesía monopolista a la crisis[5]." Partiendo de ahí, el PCOF considera que "la gravedad de la situación exige más que nunca de todas las fuerzas políticas, sociales, sindicales que se oponen al liberalismo y a su versión social-liberal, de luchar juntos y de proponer una política de ruptura con el neoliberalismo"; advierte que "es la tarea que se fijaron los “colectivos del 29 mayo”" y concluye que "es en su seno que puede forjarse la unidad entre las diferentes capas del pueblo para luchar contra el neoliberalismo [...]"[6]. Recordemos que un llamado había sido hecho público en 2004 con vistas al rechazo del “tratado por el que se establece una constitución para Europa”, mientras que un referéndum debía tenerse al respecto, el 29 mayo 2005. Después de este referéndum, se constituyeron, continuando el llamado, los “comités del 29 mayo”, agrupados en un comité nacional. Elaboraron un documento titulado “carta por una alternativa al liberalismo”, adoptado en agosto 2006.

El PCOF toma plenamente por su cuenta este programa: "Una política alternativa al neoliberalismo existe, es la que está contenida en la “carta para una alternativa al liberalismo”[7]." Este texto sin embargo no hace más que machacar, en términos más o menos idénticos, las posiciones reformistas de antiguo propaladas por las organizaciones partícipes, en primer lugar el PCF. He aquí un párrafo que basta para presentarlo en síntesis[8]:

Nuestro objetivo es la satisfacción de las necesidades sociales, el desarrollo de las capacidades de cada persona y luego más de investigación, de calificación, de cultura y de democracia. Esto supone de repartir y de utilizar de otro modo las riquezas disponibles, de instaurar un zócalo ambicioso de derechos colectivos e individuales, de restaurar políticas publicas activas, de poner en el centro del proyecto político la apropiación social y los servicios públicos, de instaurar una manera diferente de determinar nuestro avenir común, de concebir un “alterdesarrollo”, de reorientar la construcción de Europa y del mundo.

En ninguna parte del texto aparece el término “anticapitalista”. En conformidad con esta conducta el PCOF escribe respecto al movimiento contra el “contrat première embauche” (“primera contratación”, CPE), en marzo 2006[9]:

Tal movimiento es también una formidable oportunidad de discutir de cuestiones de fondo, de sociedad, de discutir de política; de la que uno rechaza y de la que uno querría ver aplicada. Una política de igualdad, de justicia social, de solidaridad a la que aspiramos todos y todas y que está en las antípodas de la política neoliberal que sufrimos y combatimos desde anos.

Las posturas del PCOF en el curso de la elaboración de la carta no introducen ninguna diferenciación sustancial con respecto a las posiciones reformistas predominantes. Las formulas habituales se repitan. De esto testimonia el modo en que el PCOF, presentando la carta, señala con satisfacción ciertos puntos contenidos en el texto[10]: "la creación de empleos públicos para satisfacer prioritariamente las necesidades públicas"; "la exigencia de ingresos decentes para todos, con prioridad dada a los salarios más bajos"; "la urgencia social de una política de defensa y de extensión de los servicios públicos, al servicio de los usuarios populares"; "la urgencia de una política de empleo, de formación, señaladamente en dirección de los jóvenes".

En sus propias contribuciones en los comités igualmente, el PCOF sigue fiel a la concepción reformista de las nacionalizaciones. Respecto a las "empresas anteriormente públicas, en vía de privatización o totalmente privatizadas", escribe: "La cuestión de su renacionalización se plantea forzosamente. Pero tal medida supone: [...] que las empresas nacionalizadas estén gestionadas diferentemente[11]." El objetivo de las nacionalizaciones es "volver a dar a la potencia publica los instrumentos de otra política"[12], y "la exigencia de una profunda democratización de estas empresas"  pretende que "los trabajadores, sus organizaciones y los usuarios tengan los medios de controlarlas realmente"[13].

Del mismo modo, cuando plantea "la cuestión de “quien va a y tendrá que pagar”, las medidas económicas, sociales, etc. de una política de alternativa al liberalismo", el PCOF no hace más que insistir para que sea afirmado más explícitamente el objetivo del “reparto de las riquezas” figurando en una buena posición en el registro de los programas reformistas[14]:

Pensemos que hay que afirmar claramente: son las grandes empresas privadas que ocupan posiciones monopolísticas, que tendrán que  pagar. Son las grandes fortunas que tendrán que estar gravadas. Cada uno puede constatar que el despegar de las ganancias no cesó, que es tanto más fuerte cuanto que los planes de reestructuración son más drásticos.

La imposición de las ganancias de las empresas privadas en posición de monopolio y de las empresas anteriormente públicas y en vía de privatización, nos parece ser una exigencia que poner en adelante. Las anuncias recientes de utilidades récord de Total y de France Télécom, no hacen sino recalcar que la parte de las riquezas yendo hacia los poseedores de capitales no cese de crecer y que esta riqueza tiene que estar reasignada en dirección de la satisfacción de las necesidades sociales. Esta imposición tiene señaladamente que tocar a los fondos especulativos, las sociedades financieras, francesas y extranjeras, de las cuales es la naturaleza misma de no interesarse sino en la ganancia inmediata más rápida y más elevada posible, para los accionarios.

En los documentes que se dirigen a sus propios militantes, el PCOF cuida de que aplique cierto embalaje verbal para respetar una terminología especifica. Pero esto no cambia nada en el hecho de que se declara totalmente solidario con la carta[15]:

La carta pasa revista de las cuestiones esenciales de la lucha para una transformación radical de la sociedad. [...] Y sobre todo, se presenta como una alternativa política global. [...] Nuestro partido se apoyó en su propio programa, “programa para una alternativa democrática y popular, de unidad contra los monopolios, de solidaridad con los pueblos” para definir sus posiciones y los arreglos políticos inherentes a este tipo de conducta unitaria.

Mientras se sustituye el anticapitalismo por el antiliberalismo, la necesidad de mantener la apariencia de una posición propia en calidad de organización que pretende ser comunista, de la clase obrera, conduce a la utilización de algunas contorsiones de lenguaje[16]:

Luchando por la realización de las exigencias y objetivos de la carta, la clase obrera defiende sus intereses de clase y los de todas las masas populares. Es la clase obrera que puede bloquear eficazmente el sistema al atacarse directamente a la ganancia capitalista.

Esta posición de apoyo a la carta, el PCOF la asume hasta en sus implicaciones electoralistas[17]:

Consideramos que, a pesar de sus límites, sus carencias, el zócalo que constituye la carta antiliberal, adoptada por la Convención del 13 mayo, tiene que servir como base para la definición de las plataformas políticas para las diferentes elecciones. Los candidatos que se comprometerían a defenderlos se beneficiarían muy naturalmente del apoyo de los colectivos y de las fuerzas que los integran.

Por otra parte hace de modo que cumpla él mismo estas condiciones exigidas de los “candidatos unitarios”, planteando lisa y llanamente la identidad entre el contenido de la carta y su propio programa de frente unido[18]:

Frente  a esta ofensiva y estas capitulaciones, el movimiento obrero y popular no tiene otra opción sino oponer un frente unido, alrededor de algunas exigencias claras e inmediatas, como: prohibición de los despidos en los grupos y subcontratistas; 300 euros para todos, ahora; el Smic[19] a 1500 euros en seguida; una habitación decente para todos, a un precio asequible; regularización inmediata y global de los sin-papeles; no a la participación de Francia en las agresiones contra los pueblos, en África y en otra parte, retiro de las tropas francesas de Afganistán, no a la guerra contra el Irán; no a todo tratado constitucional europeo.

Estas exigencias están en la “carta para una alternativa al liberalismo”. Son nuestro programa de lucha para las elecciones, y sobre todo después.

Hay que notar sin embargo que, completando la enumeración citada de sus reivindicaciones por la afirmación de que "estas exigencias están en la carta", el PCOF se toma algunas libertades de interpretación. Sin duda, una vez metido en el oportunismo, no hay más razón por seguir riguroso. De hecho, este programa es por lo esencial calcado sobre él de la LCR, otro pilar del “frente unido” establecida alrededor de la “carta”.

Estados Unidos socialistas de Europa contra Europa social

Falce Martello, una corriente en el seno del Partito della Rifondazione Comunista italiano

Entre las organizaciones llamadas de extrema izquierda en los diferentes países europeos, hay una grande variedad de orientaciones. En contraste con los casos mencionados en lo que precede, vamos ahora evocar una interpretación ampliamente diferente, que se apega a poner en adelante el objetivo de establecer los “Estados unidos socialistas de Europa”. Esta consigna tiene un lugar central en la orientación fundadora de la oposición trotskista al PCR(b)/PC(b)US y a la Tercera Internacional. Actualmente, la mayor parte de los movimientos trotskistas la usan más bien con discreción. A título de ejemplo, entre sus defensores más activos, se puede citar el reagrupamiento “International Marxist Tendency” (“Tendencia internacional marxista”), animado por Ted Grant y Alan Woods. En Europa, fuera de la Gran Bretaña, este movimiento está señaladamente representado en Italia en el seno del Partito della Rifondazione Comunista (Partido de la refundación comunista, PRC), por una corriente llamada “Falce Martello” (Hoz Martillo).

En Italia, en 1991, se creó el Movimento per la Rifondazione Comunista (“Movimiento por la refundación comunista”, MRC) por una parte de los delegados del 20° congreso del Partido comunista italiano (Partito Comunista Italiano, PCI), éste último decidiendo de su lado de transformarse en Partito Democratico della Sinistra (“Partido democrático de la izquierda”, PDS). Finalmente, el mismo año, el MRC se constituyó en Partito della Rifondazione Comunista (“Partido de la refundación comunista”, PRC), junto con Democrazia Proletaria (“Democracia proletaria, DP), con el grupo viendo de Partito di Unità Proletaria (“Partido de unión proletaria, PdUP) cual en 1984 se había disuelto para entrar en el PCI, y con el Partito Comunista d'Italia (marxista-leninista) ‑ Linea Rossa (“Partido comunista de Italia marxista-leninista - Linea roja, PCd'Iml). El grupo Falce Martello se había formado en 1983 en el seno del PCI, alrededor de un periódico de mismo nombre. Pronto expulsados del PCI, estos militantes sin embargo seguían considerándose como miembros, declarándose como "los marxistas del PCI". Luego de la disolución del PCI, el grupo se incorporó al PRC.

Falce Martello formula el análisis según el cual la situación actual del capitalismo mundial no deja más a la burguesía margen de maniobra para una política reformista, y que la eventualidad de una vuelta a una política keynesiana es "un sueño". He aquí un pasaje de la moción presentada por esta corriente en el 6° congreso del PRC, celebrado en marzo 2005[20]:

El sueño de una vuelta a políticas keynesianas, a la “planificación” y en sustancia a una reedición de la época de oro del reformismo de los años 1960 es aún más insensato. Las políticas keynesianas fueron posibles solamente gracias al gigantesco boom económico de los años del “milagro”, que en los países europeos creó estos márgenes de maniobra suficientes para la construcción del Estado benefactor. A esto se añadieron factores políticos tales como la ola de luchas obreras de los años 1960 y 70, así como la necesidad de afrontar el reto representado por el bloque soviético, que empujaron la clase dominante sobre la vía del arreglo social y de concesiones significativas. Hoy el contexto económico es radicalmente diferente. [...] La construcción del Partido de la izquierda europea se fundó precisamente en la hipótesis que el proceso de unificación de la Europa capitalista pudiera creer márgenes para una política de reformas. Es esto el contenido de la consigna de la “Europa social” adoptada ahora hasta por sectores de la llamada izquierda alternativa y radical (por ejemplo la LCR francesa). Tal posición es completamente utópica, en la medida en que no tiene cuenta del contenido de clase del europeanismo. La única Europa posible sobre bases capitalistas es una Europa imperialista en el exterior y anti-obrera en el interior. Reivindicar ser los verdaderos proeuropeanos significa contribuir a adornar las políticas antisociales y reaccionarias dictadas desde Bruselas.

La observación parece sensata, empero la posición de conjunto dentro de la cual se sitúa, lo es menos. Primero hay que notar que los argumentos, examinados de cerca, son defectuosos. Tomemos el juicio categórico siguiente formulado por A. Woods[21]:

En el periodo pasado el sistema capitalista rebasó sus límites. Ahora está obligado retroceser, abandonando las viejas politicas keynesianas de la intervencion estatal y del capitalismo dirigido. [...] En todas partes el viejo modelo keynesiano se desmoronó y no puede ser reactivada. Cualquiera tentativa de efectuar una politica mitad-mitad causaria una explosion de la inflacion, un derrumbe de la inversion y de la devisa y una situacion peor que antes.

Decir que "el sistema capitalista rebasó sus límites" parece remitir a la idea de que habría habido pasos hacia la realización de un capitalismo planificado conllevando una tendencia a inhibir la anarquía inherente al sistema. Esto es una interpretación abusiva, que decora las "políticas keynesianas" con dimensiones que no tienen. Claro que se puede pensar que los preceptos de Keynes tomados en el sentido estricto y preciso, efectivamente han pasado de moda como tales. Pero nada permite excluir que en el futuro aun la burguesía, en ciertas circunstancias, pueda ser inducida a tentar salvar el sistema capitalista en el orden económico así que su propio poder en el orden político, por diversos procedimientos similares a los utilizados después de la segunda guerra mundial. En particular es erróneo de reducir el contexto de la época a la coyuntura de crecimiento fuerte y prolongado, mientras que éste no era sino un elemento entre un conjunto de factores económicos y políticos determinantes, tales como los evocamos arriba.

Finalmente, el argumento respecto a la imposibilidad de reactivar el modelo keynesiano apunta mal, ya que de todo modo, que sea posible o no, el recurso renovado a una gestión reformista del capitalismo no puede constituir un objetivo legítimo para una organización revolucionaria. Es cierto que la conducta práctica propia del IMT está profundamente encenagada en la aplicación del entrismo del cual son aficionados los movimientos trotskistas. Así, en Gran Bretaña, persevera en hacer afiliarse sus militantes en el Labour Party (Partido laborista), según un razonamiento algo extraño[22]:

Las reformas prometidas por los laboristas, que apoyamos, no podrían ser efectuadas sobre una base capitalista. El capitalismo tiene que empujar hacia contra-reformas: reducción de salario y destrozo de los servicios, es decir el programa de los conservatorios. Actualmente el gran capital no quiere un gobierno laborista.

Sea que sea, el análisis expuesto conduce sus autores a la conclusión de la que tratamos aquí[23]:

La alternativa a la Europa de los bancos y monopolios, son los Estados Unidos socialistas de Europa.

La IMT, conforme al esquema de base seguido por los movimientos trotskistas, plantea como reivindicación general la de las nacionalizaciones bajo control obrera[24]:

Solamente una política marxista basada en el internationalismo de los obreros y el programa de transformación socialista de la sociedad pueden armar al movimiento obrero en vista de una lucha seria contra la Europa de los patronos. Es necesario luchar por la expropiación de los bancos, instituciones de crédito y monopolios así como por una economía planificada socialista bajo la gestión y el control democrático de los trabajadores.

En cuanto al fondo, la orientación del IMT es antes de todo caracterizada por el hecho de que separa del resto, y señaladamente de la política, el argumento económico respecto al desarrollo de las fuerzas productivas. A la situación de crisis capitalista en el marco de la Europa tal que es actualmente, se opone la perspectiva de una economía planificada, unificada a escala del continente[25]:

Debemos tener una perspectiva internacionalista, basada en la necesidad de combinar el potencial productivo enorme de toda Europa de maniera armoniosa, suprimiendo las fronteras [...].

La insistencia en la oposición entre declive bajo el capitalismo y auge bajo el socialismo es una característica recurrente de los argumentos expuestos por T. Grant y A. Woods. Esto es cierto igualmente para los textos de la 4° Internacional (trotskista) en general, que sea después de terminada la segunda guerra mundial o antes. Por ejemplo[26]:

[...] en el caso de la Gran Bretaña. Con la pérdida de su predominio imperialista sobre el mundo, solamente decadencia y ocaso de su nivel de vida y de sus derechos se abren ante la clase obrera, sobre una base capitalista y nacionalista. Solamente los Estados Unidos socialistas de Europa y del mundo pueden garantizar la cultura, la democracia, la libertad y el nivel de vida en alza, preparando la vía hacia el socialismo.

La unificación europea como “reivindicación de transición”

Desde el origen, León Trotsky mismo recalcó este argumento económico, aunque no consideraba todavía los Estados unidos de Europa como socialistas. Así en 1917 (en un texto titulado “El programa de paz” que vamos a citar repetidas veces), a propósito de la "unificación republicana y democrática" de Europa, escribió[27]:

Por lo tanto es que la unificación económica de Europa, que ofrece ventajas colosales tanto al productor como al consumidor, y en general al desarrollo cultural en su conjunto, se vuelve la tarea revolucionaria del proletariado europeo en su lucha contra el proteccionismo imperialista y su instrumento ‑ el militarismo.

De hecho, L. Trotsky abandona el razonamiento en términos políticos: establece una ecuación mecánica entre la observación que "el continente europeo en el presente estado [en 1923] de desarrollo de sus fuerzas productivas es una unidad económica ‑ no una unidad contenida y aislada, claro, pero una unidad poseyendo lazos internos profundos ‑, [...][28]" y la afirmación de que hay que poner la delimitación de los estados en conformidad con esta característica estructural.

Claro que la construcción de la sociedad socialista será basada sobre la edificación de una economía planificada librando las fuerzas productivas de las trabas que les impone el capitalismo, y esto progresivamente, por la integración en un marco siempre más amplio. Pero para lograr esto, hay que poner en aplicación una línea política definida, basada de modo materialista en una serie de hechos. Estos son: la clase obrera sufre la explotación capitalista, su interés de clase es de emanciparse de ella, y con este fin debe derribar el poder de la burguesía, establecido en el marco de los estados nacionales integrando Europa. En un país determinado, tan solo consecutivamente a la revolución política se podrá poner à la implantación de una economía planificada como objetivo concreto. Esto se realizara avanzando hacia la extensión del marco a escala europea en la medida en que los movimientos revolucionarios respectivos ofrecerán la posibilidad.

El defecto fundamental del modo en que los trotskistas plantean el problema es que no precisa que la condición previa consiste en derrocar el poder de la burguesía, esto es concretamente, en instaurar un gobierno dirigido por el partido de vanguardia del proletariado. La formulación no hace simplemente pecar por omisión: en efecto, el punto de vista del trotskismo considera intencionalmente otro desenvolvimiento de los sucesos. He aquí como la dirección de la 4° Internacional planteó la cuestión de los gobiernos en los países europeos después de terminada la segunda guerra mundial[29]:

En vista de esta situación general que básicamente refleja la crisis social del régimen capitalista, nuestras secciones europeas pondrán en adelante la consigna del gobierno obrero u gobierno obrero y campesino (correspondiente al carácter del país). Pero esta consigna, perfectamente correcta en el presente momento, no encontrará ningún eco entre las masas, si no es ajustada a las condiciones particulares de cada país. El gobierno obrero no significa inmediatamente la dictadura del proletariado, que puede ser realizada en cada país solamente por el partido bolshevik basándose en los soviets de obreros y campesinos, pero un gobierno de partidos que afirman ser partidos obreros, que por el momento tienen la confianza de las masas y que se declaran preparados a realizar un programa mínimum de medidas anticapitalistas. Tal son los partidos comunistas y socialistas hoy. Por tanto la significación de la consigna del gobierno obrero dada por nuestras secciones no es sino la siguiente: decimos a los partidos obreros, “Romped la coalición reaccionaria con los partidos burgueses, tomad el poder y poned su programa en efecto”.

T. Grant, en esta época, se expresa en el mismo sentido[30]: "“¡Un gobierno de socialistas y comunistas!” Esto será el grito de reunión que será utilizada por la Cuarta Internacional para movilizar los obreros social-demócratas y comunistas para proseguir una lucha contra la clase capitalista." Y precisa el carácter electoralista de esta orientación: "Así, la demanda por una elección general y la convocación de una asamblea constituyente debe empeñar un gran papel en la agitación de nos camaradas en los primeros etapas de la movilización revolucionaria de las masas."

Claro que las reivindicaciones democráticas son un elemento importante para la defensa de los intereses de la clase obrera. Pero en el marco de la estrategia aplicada por los trotskistas, no son sino la expresión del oportunismo que se camufla con la ayuda de discursos pseudo-revolucionarios. En efecto, siempre en la misma época, en 1945[31]: "Europa en su conjunto entró en un periodo revolucionario"; "una situación revolucionaria sin precedentes se desenvuelva a través de Europa". Dejando de un lado el hecho de que la creencia en la magia de las afirmaciones verbales no es compatible con un análisis materialista, hay de todo modo un problema: "Con casi ninguna excepción, todas las condiciones históricas necesarias para el triunfo de la revolución socialista en Europa no solamente están objetivamente madurados pero aún en proceso de pudrir. Haciendo falta están solamente partidos revolucionarios auténticos en los principales países de Europa." Conclusión: uno hace lo que se puede y uno se contenta con un "gobierno de socialistas y comunistas" (cf. arriba), y uno termina hasta por aceptar la idea que, en cuanto a estos últimos, hacen parte de la "burocracia estalinista".

En el ámbito económico, esta orientación plantea la reivindicación de las nacionalizaciones y del control obrero. Empero, para ser abordado correctamente, habría que concebir este objetivo como parte integrante del programa que el partido revolucionario del proletariado se compromete que realizar sobre la base del derrocamiento del poder de la burguesía. Sin embargo, con los trotskistas, se formula como reivindicación de transición, conforme a los principios fijados por el “programa de transición” (es así que se llama generalmente el texto titulado “La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional” escrito por L. Trotsky con vistas a la conferencia de fundación, en septiembre 1938, de la 4° Internacional, y adoptado con motivo de esta). Por ejemplo, un texto de febrero 1944 plantea que las tareas políticas y organizacionales consisten señaladamente en "dirigir todos los esfuerzos hacia la unificación y organización de las luchas de masas bajo la bandera de la toma del poder y de la dictadura del proletariado", luego, en una sección titulada "la lucha por reivindicaciones transicionales" explica[32]:

La reconstrucción de la industria y agricultura, la organización de la distribución de alimentos, todo esto está ligado al establecimiento de un plan general de reconstrucción económica.

La Cuarta Internacional pone en adelante la consigna de un gran plan de trabajos públicos y de reequipamiento por tiempos de paz de la industria. Lucha por la nacionalización, sin compensación o indemnización, de todas las plantas de guerra y su reconversión; por la nacionalización de todos los monopolios; por la reapertura de todas las plantas cerradas bajo la gestión de delegados obreros. Lucha por la sustitución de los comités de gestión de los trust por comités de delegados de obreros, técnicos y péquenos propietarios. Lucha por la nacionalización de los bancos y instituciones de crédito, por la anulación  de la deuda de estado hacía los bancos y trust.

En la lucha por salarios y contra la carecía de la vida, en la lucha por la mejora de la distribución de alimentos y la reorganización de la economía, así como en la lucha contra todas las maniobras y contraofensivas de los patronos (paro forzoso, despidos, etc.), la consigna central del periodo sigue siendo: control obrera.

Lo mismo, T. Grant[33]:

[...] las consignas transicionales en diversas industrias en las etapas diferentes de la lucha: ¡Nacionalizad los bancos sin compensación! ¡Apoderados de las minas, ferrocarriles y grandes grupos y industrias, y dirigidlos bajo control obrero! ¡Expropiad los trust que ayer colaboraron con Hitler y hoy colaboran con los Aliados imperialistas! ¡Un plan de trabajos públicos! ¡Una escala móvil de las horas de trabajo y de los salarios! ¡El armamento de los obreros y la organización de milicias obreros!

Toma del poder de una parte, control obrero de la otra, dos objetivos que se consideran en paralelo, de un modo que hace que se continúa persiguiendo el secundo aun cuando las perspectivas del primero se vuelven siempre más hipotéticas. De hecho, esto remite a las medidas reformistas, reclamados y puestas en aplicación por ejemplo en Francia según el programa del Consejo nacional de la resistencia de 1944.

Los pasajes de los textos citados hasta aquí no incluyen la consigna de los Estados unidos socialistas de Europa. Ahí como por otras cuestiones, el esquema trotskista sigue una lógica especiosa. Hay que plantear reivindicaciones limitadas que no son revolucionarias en si mismo; lo pasarían a ser supuestamente en la medida en que su realización, siendo incompatible con la dominación de la burguesía, podría únicamente ser alcanzada por el poder proletario. Este tipo de razonamiento se despliega a propósito de la reconstrucción económica de los países europeos: para ponerla en aplicación hay que unificar la economía europea, lo que la burguesía es incapaz de hacer, luego esta reivindicaron traerá la revolución socialista cual realizará la unificación deseada. Como queda demostrado. En práctica, esto significa que la orientación trotskista constituye no una política revolucionaria, pero maniobras oportunistas.

Así, en lo que concierne Europa, el punto de partida es el objetivo de desplegar enteramente el potencial económico engendrado por une economía integrada en escala del continente, a través del establecimiento de los Estados unidos de Europa ‑sin que este concepto sea de entrada estampillado con el calificativo “socialista”.

L. Trotsky, en 1917, escribe[34]:

La unificación democrática y republicana de Europa, una unión verdaderamente capaz de garantizar la libertad del desarrollo nacional, es posible solamente por la vía de una lucha revolucionaria contra el centralismo militarista, imperialista, dinástico, por medio de insurrecciones en países particulares, con la fusión subsiguiente de estos insurrecciones en una revolución general europea. La revolución europea victoriosa, empero, no importa como su curso en países aislados esté formado, puede, en consecuencia con la ausencia de otras clases revolucionarias, transferir el poder solamente al proletariado.

No es sino ulteriormente que la consigna de los Estados unidos socialistas de Europa será puesta en adelante más directamente. Puede notarse que la visión “transicional” conduce a los trotskistas hasta considerar que de todo modo, ya en el texto citado arriba, se trataba de hecho de los “Estados unidos socialistas de Europa” (y no solo republicanos). En efecto, en la publicación de septiembre 1944 por La Cuarta Internacional, del “Programa de paz”, el titulo lleva el añadido "Los Estados unidos socialistas de Europa"[35].

Los trotskistas repiten a saciedad que las reivindicaciones transitorias han de ser relacionadas al objetivo de la revolución socialista, pero esto es una retórica que pretende justificar las posiciones oportunistas adoptadas en situaciones donde la perspectiva revolucionaria es lejana. Además, señalamos (sin extendernos en esta cuestión que rebasa el marco de nuestro asunto) que, expuesto desde el punto de vista inverso, la argumentación funda la teoría de la "revolución permanente". He aquí lo que explica T. Grant, siempre en 1945[36]:

Pero las reivindicaciones transicionales, si se les deja volverse fines en ellas mismas y separadas de la política estratégica que los marxistas deben seguir aplicando, inevitablemente se volverán una trampa para el proletariado. Así, bajo los nazis, la lucha por la liberación nacional debía ser ligada a la lucha por los Estados Unidos socialistas de Europa.

Los debates en el seno de la Tercera Internacional

En 1914, Vladimir I. Lenin incluyó entre las consignas que los social-demócratas debían adoptar, la siguiente[37]:

[...] propaganda en pro de una república alemana, de una república polaca, de una república rusa y otros aún, y de la transformación de todos los estados europeos en Estados Unidos republicanos de Europa; tal debe ser una de las consignas más inmediatas; [...].

Hay que recalcar que el objetivo del derrocamiento de las monarquías reinantes fue un elemento esencial de esta consigna[38]:

[...] la formación de Estados Unidos republicanos de Europa. Pero [...] los social-demócratas mostrarán lo que hay de engañoso y absurdo en esta consigna si las monarquías alemana, austríaca y rusa no son derribadas por la revolución.

La conferencia de las secciones en el exterior del POSDR(b), sostenida en Berna del 27 febrero al 4 marzo 1915 a iniciativa de V. I. Lenin, discutió de esta cuestión. En el acta de la conferencia, Lenin señala que "sobre la cuestión de la consigna de los “Estados Unidos de Europa”, los debates tomaron un carácter estrechamente político, y [que] ha sido decidido de aplazar este problema hasta el examen en la prensa de su aspecto económico"[39]. Ulteriormente desarrolló el análisis al respecto y concluyó que la consigna era errónea. En agosto 1915, escribe[40]:

Desde el punto de vista de las condiciones económicas del imperialismo, es decir, de la exportación de capitales y del reparto del mundo por las potencias coloniales “civilizadas”, los Estados Unidos de Europa, bajo el régimen capitalista o son imposibles o son reaccionarios.

El capital se ha hecho internacional y monopolista. El mundo se halla ya repartido entre un puñado de grandes potencias, es decir, de potencias que se enriquecen saqueando y oprimiendo las naciones sin reserva. [...]

Así está organizado, en la época del último desarrollo del capitalismo, la expoliación de cerca de un mil millones de habitantes del globo por un puñado de grandes potencias. Y bajo el régimen capitalista, toda otra organización es imposible. ¿Renunciar a las colonias, a las “esferas de influencia”, a la exportación de capitales? Pensar en ello significaría reducirse al nivel de un cura rural que predica cada domingo a los ricos la grandeza del cristianismo y les exhorta a regalar a los pobres..., si no unos cuantos miles de millones, al menos unos cuantos centenares de rublos al año. Los Estados Unidos de Europa, bajo el régimen capitalista, equivaldrían a un acuerdo sobre el reparto de las colonias. Ahora bien, bajo el régimen capitalista el reparto no puede tener otra base ni otro principio que la fuerza. [...] No hay ni puede haber otro medio que la guerra para comprobar la verdadera potencia de un Estado capitalista. [...]

[...] Sobre la actual base económica, es decir, bajo el régimen capitalista, los Estados Unidos de Europa significarían la organización de la reacción en vista de retrasar la evolución más rápida de Norteamérica.

Como lo reseña V. I. Lenin en este mismo texto[41]: "Es por estas razones y luego de numerosas discusiones sobre este punto, durante la conferencia de las secciones del POSDR(b) en el extranjero y después de ella, han llevado a la Redacción del Órgano Central a considerar como errónea la consigna de los Estados Unidos de Europa."

Mientras que V. I. Lenin sacó así las consecuencias del análisis que estaba elaborando respecto al desarrollo de la economía capitalista mundial (escribirá “El imperialismo, fase superior del capitalismo” entre enero y junio 1916), L. Trotsky se obstinó en poner en adelante la consigna de los Estados unidos de Europa. En 1917, escribe[42]: "Los Estados Unidos de Europa ‑ sin monarquías, ejércitos permanentes y diplomacia secreta ‑ luego son la parte constitutiva más importante del programa de paz proletario." Sobre todo, mientras V. I. Lenin revisa por consideraciones económicas la consigna planteada inicialmente desde el punto de vista político, L. Trotsky pone los aspectos políticos en el primer plano para, al contrario, reafirmar su posición[43]:

Desde el punto de vista del desarrollo histórico, así como desde el punto de vista de las tareas de la social-democracia, la tendencia de la economía moderna es fundamental, y hay que garantizarle la más amplia oportunidad de llevar a cabo su verdadera misión histórica libertadora: edificar la economía mundial unificada, independiente de los marcos nacionales, de las barreras de estado y de aduanas, sometida únicamente a las particularidades del suelo y de los recursos naturales, al clima y a las exigencias de la división del trabajo.

Como lo dice el propio L. Trotsky, se hace el vocero de su propaganda en contradicción abierta con las posiciones del POSDR(b). Escribe en 1918[44]:

En el programa de paz incluimos igualmente los “Estados Unidos de Europa”. Esta consigna no pertenece al programa oficial del gobierno de los soviets de obreros y soldados, ni ha por el momento recibido la aprobación de nuestro partido. Sin embargo, creemos que el programa de paz democrático lleva hacia una federación republicana del mundo más allá de la europea [...].

En junio 1923, el órgano del PCR(b) (denominación del POSDR(b) desde marzo 1918), la Pravda, publica un texto [ya citado arriba] de L. Trotsky en que escribe[45]: "En conexión a la consigna de un gobierno obrero y campesino, el momento es apropiado, en mi parecer, para promover la consigna de los “Estados Unidos de Europa”." En este respecto, en un texto datando de 1928[46], afirma que "en 1923 la Internacional comunista adoptó la consigna controvertida" sin precisar con más detalle en que consistió esta “adopción”. Por otra parte, en este mismo texto, no puede eludir la necesidad de señalar que "después del periodo de la crisis de la Ruhr, que proporcionó el más reciente impulso para la adopción de esta consigna, esta última no ha jugado un papel mayor en la agitación para los partidos comunistas de Europa y no ha, por así decir, echado raíces", y que "no ha sido incluido en el programa de la Internacional comunista".

Volveremos más adelante sobre la significación de la consigna tal que la formula L. Trotsky. Las críticas que han sido opuestas a éste en el seno del PCR(b) (PCUS desde diciembre 1925) y de la Internacional Comunista, señaladamente por Josef V. Stalin, y que desembocaron en su exclusión, se refirieron sucesivamente a diferentes aspectos. En ningún momento la cuestión de los Estados Unidos de Europa estaba como tal en el centro del debate; estaba presente indirectamente, en las discusiones concernientes a las relaciones entre la construcción del socialismo en URSS y las perspectivas de revolución en los países europeos.

Los 23‑28 abril 1925, se sostuvo la 14° conferencia del PCR(b). Una resolución titulada “De las tareas de la Internacional comunista y del PCR(b) en conexión con el Ejecutivo ampliado” fue adoptada, que afirmó que la edificación del socialismo por los esfuerzos de la URSS era posible y necesaria. Esta resolución estaba basada en el análisis formulado por J. V. Stalin en el texto “La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos” (publicado inicialmente en diciembre 1924 como prefacio al libro “Camino de Octubre”). He aquí como J. V. Stalin expone el punto de vista apropiado, opuesto al de L. Trotsky[47]:

Cierto es que, para la victoria completa del socialismo, para la garantía completa contra la restauración del antiguo orden de cosas, son indispensables los esfuerzos conjuntos de los proletarios de unos cuantos países. Cierto es que, sin el apoyo del proletariado de Europa a nuestra revolución, el proletariado de Rusia no habría podido resistir la presión general, del mismo modo que el movimiento revolucionario del Occidente, si no lo hubiera apoyado la revolución de Rusia, no habría podido desarrollarse con el ritmo que adquirió después de la instauración de la dictadura proletaria en Rusia. Cierto es que necesitamos apoyo. Pero ¿qué es el apoyo del proletariado de la Europa Occidental a nuestra revolución? La simpatía de los obreros europeos por nuestra revolución, su disposición a desbaratar los planes de intervención de los imperialistas, ¿constituye todo esto un apoyo, una ayuda seria? Indudablemente. Sin ese apoyo, sin esa ayuda, no sólo de los obreros europeos, sino también de las colonias y de los países dependientes, la dictadura proletaria de Rusia se vería en un trance muy difícil. ¿Ha bastado hasta ahora con esa simpatía y con esa ayuda, unidas al poderío de nuestro Ejército Rojo y a la disposición de los obreros y campesinos de Rusia a defender con su pecho la patria socialista? ¿Ha bastado todo eso para repeler los ataques de los imperialistas y conquistar las condiciones necesarias para una seria labor de edificación? Sí, ha bastado. Y esa simpatía, ¿crece o disminuye? Indudablemente, crece. ¿Tenemos, pues, condiciones favorables, no sólo para llevar adelante la organización de la economía socialista, sino también para prestar, a nuestra vez, apoyo a los obreros de la Europa Occidental y a los pueblos oprimidos del Oriente? Sí, tenemos esas condiciones. Los siete años de historia de la dictadura proletaria en Rusia lo atestiguan elocuentemente. ¿Puede, acaso, negarse que en nuestro país ha comenzado ya un poderoso auge del trabajo? No, no se puede negar.

Y he aquí como la resolución adoptada por la 14° conferencia del PCR(b) resume correctamente los dos aspectos complementarios de la cuestión[48]:

En conexión con la situación existente en la arena internacional, dos peligros pueden amenazar nuestro Partido en el periodo presente: 1) una desviación hacia la pasividad, surgiendo de una interpretación demasiado amplia de la estabilización del capitalismo, que puede observarse aquí y allá, y de la disminución del tempo de la revolución internacional ‑ la ausencia de un impulso suficiente para un trabajo energético y sistemático al edificar una sociedad socialista en la URSS a pesar de la disminución del tempo de la revolución internacional, y 2) una desviación hacia una estrechez de miras, una actitud de olvido de los deberes de los revolucionarios proletarios, una despreocupación inconsciente a la dependencia intima del destino de la URSS respecto de la revolución proletaria internacional, que está desarrollándose, aunque despacio, una falta de entender que no solamente, el movimiento internacional necesita la existencia, consolidación y el fortalecer del primero estado proletario en el mundo, pero que también la dictadura del proletariado en la URSS necesita la ayuda del proletariado internacional.

Aunque la consigna de los Estados Unidos de Europa queda secundaria en estos debates, empero el mismo L. Trotsky hace observar con toda la razón que hay una relación[49]:

El apuro, empero, es que la base económica para la consigna de los Estados Unidos de Europa derroca una de las ideas básicas del programa presente del Komintern, a saber: la idea de edificar el socialismo en un país.

En efecto, las posiciones defendidas por J. V. Stalin son inaceptables para L. Trotsky, ya que este último adopta una interpretación antimarxista. Resumiendo, se puede recalcar dos aspectos fundamentales.

Primer punto: el carácter específico de la sociedad socialista, así como de la capitalista, es determinado por relaciones de clase, y no por cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas. La construcción de la sociedad socialista significa esencialmente, la eliminación de las relaciones de producción capitalistas que, sobre la base de la propiedad privada de las medias de producción, sometan una clase ‑la clase obrera‑ a la explotación por otra ‑la burguesía; y de resultas, la sociedad socialista pone fin a toda relación de explotación de una clase por otra. Librando al desarrollo de las fuerzas productivas de las trabas que le imponen las relaciones de producción capitalistas, la sociedad socialista realizará un grado desconocido hasta entonces del desarrollo económico en beneficio de la población. Pero el estado de las fuerzas productivas, en un momento determinado, no es en si mismo la característica decisiva para juzgar si la sociedad es socialista. Es así sin embargo que razona L. Trotsky, formulando la afirmación siguiente[50]:

Sin embargo, la sociedad socialista puede ser edificada solamente sobre las fuerzas productivas más avanzadas, sobre la aplicación de la electricidad y química al proceso de producción incluyendo la agricultura; sobre el combinar, generalizar, y llevar al desarrollo máximum los elementos más elevados de la tecnología moderna.

Segundo punto: el estallido de revoluciones en tal o tal país no depende de la voluntad subjetiva de los individuos, pero de condiciones objetivas. La existencia y la acción del partido revolucionario de vanguardia de la clase obrera no son más que un elemento del proceso. Claro que son indispensables, y por supuesto incumbe al partido la responsabilidad de acelerar al mejor el maduración de estas condiciones en su conjunto. Pero las posiciones de L. Trotsky son contrarias al materialismo, por el hecho de que estipula una lógica según que, primero la construcción del socialismo en URSS exige revolucionas en Europa, segundo hay que proceder a la instigación de estas revoluciones, y tercero van digamos obligatoriamente estallar en el momento deseado.

L. Trotsky fue apartado del buró político del PCUS en octubre 1926, luego en octubre 1926 del comité central, y expulsado del partido en 1928. En 1930 fundará la organización “International Left Opposition” (“Oposición internacional de izquierda”), que devendrá en  “International Communist League” (“Liga comunista internacional”) en 1933, y finalmente será transformada en “Cuarta Internacional” en 1938.

La “estrechez de miras nacional” según León Trotsky

Para justificar la consigna de los Estados Unidos de Europa, L. Trotsky rechaza la “defensa de la patria” de modo absoluto, y no en la medida en que significa defender los intereses de la burguesía. En 1914, escribe[51]:

En estos circunstancias históricas la clase obrera, el proletariado, no puede tener intereso en defender la “patria” nacional obsoleto y anticuado, que se ha vuelto el obstáculo principal al desarrollo económico. La tarea del proletariado es crear una patria mucho más poderosa, con un poder de resistencia mucho más grande ‑les Estados Unidos republicanos de Europa como fundación de los Estados Unidos del mundo.

La única vía por el que el proletariado puede enfrentarse al enredo imperialista del capitalismo es oponiéndole como programa practica del día la organización socialista de la economía mundial.

Hay que notar que aquí la formulación es todavía la de los “Estados Unidos republicanos”. Es tanto más inapropiado invocar una transición hacia los Estados Unidos del mundo, ya que en lo que concierne Europa, el sentido de la consigna estaba indisolublemente ligada a la perspectiva del derrocamiento revolucionario de los regímenes monárquicos (cf. arriba).

V. I. Lenin, en el texto que concluye que la consigna de los Estados Unidos de Europa es errónea, citado arriba, también aborda esta cuestión relativa a los Estados Unidos del mundo[52]:

Los Estados Unidos del mundo (y no de Europa) constituyen la forma estatal de unificación y libertad de las naciones, forma que nosotros relacionamos con el socialismo, mientras la victoria completa del comunismo no conduzca a la desaparición definitiva de todo Estado, incluido el Estado democrático. Sin embargo, como consigna independiente, la de los Estados Unidos del mundo dudosamente sería justa, en primer lugar, porque se funde con el socialismo y, en segundo lugar, porque podría dar pie a interpretaciones erróneas sobre la imposibilidad de la victoria del socialismo en un solo país y sobre las relaciones de este país con los demás.

De modo repetido, L. Trotsky afirma que la existencia de los estados nacionales es incompatible con las fuerzas productivas desarrolladas por el capitalismo. Por ejemplo, en 1917, en “El programa de paz”[53]: "[...] el proletariado [...] no puede tolerar que el “principio nacional” se meta a través de la tendencia irresistible y profundamente progresiva de la vida económica moderna hacia una organización planificada de todo nuestro continente, y más allá, en toda parte sobre el globo"; "[...] el hecho de que el estado nacional ha vivido ‑como marco para el desarrollo de las fuerzas productivas [...]". En 1931[54]: "Una de las razones básicas de la crisis en la sociedad burguesa es el hecho de que las fuerzas productivas creadas por ella no pueden por más tiempo quedar reconciliadas con el marco del estado nacional."

Claro que ya en esta época el desarrollo siempre más avanzado de las fuerzas productivas se desenvolvió no en el marco restringido de los estados nacionales tomados separadamente, sino en escala internacional. Empero, es errónea invertir la interdependencia concluyendo que, luego, había que abolir inmediatamente los estados nacionales. Diferente en su significación, uno de los hechos fundamentales marcado por el análisis marxista es que las relaciones de producción capitalistas, después de haber engendrado inmensas fuerzas productivas, en adelante ellas mismas son demasiado estrechas para contener estas mismas fuerzas productivas y, por consiguiente, para seguir favoreciendo su desarrollo ulterior.

L. Trotsky no se limita a este modo erróneo de concebir la relación entre el factor económico que son las fuerzas productivas y el factor político que son los estados nacionales. Extiende su afirmación hasta a la lucha de clases. Por ejemplo, la frase citada arriba sigue así[55]:

[...] el hecho de que el estado nacional ha vivido ‑como marco para el desarrollo de las fuerzas productivas, como base para la lucha de clases, y de hecho también como forma del estado de dictadura del proletariado.

Siempre en “El programa de paz”, de 1917, insiste ampliamente en la idea según que la revolución no podría ser concebida dentro de un estado nacional[56]:

Examinar las perspectivas de revolución social en un marco nacional, sería ser víctima de la misma estrecha concepción nacional, que constituye el contenido del “social-patriotismo”. [...] los Estados Unidos de Europa representan la forma ‑la única forma imaginable‑ de la dictadura del proletariado europeo.

Desenvolviendo su argumentación, llega a una conclusión que zanja de modo absoluto. Por ejemplo en 1934[57]: "La tarea del proletariado no es la defensa del estado nacional pero su liquidación completa y definitiva." Y en “El programa de paz”, de 1917, se encuentra el mismo razonamiento, aplicado desde la perspectiva inversa[58]: "Si el problema del Socialismo pudiera coincidir con el marco del Estado nacional, resultaría que puede coincidir con la defensa nacional." Lógicamente, esta última formulación implica que, en la hipótesis considerada, bastaría invocar la revolución socialista venidera en un país determinado para justificar la defensa nacional. Pero considerando la hipótesis en cuestión como excluido, L. Trotsky no vacila en embarcarse en explicaciones que conducen a posiciones aberrantes.

Las críticas lanzadas por J. V. Stalin contra L. Trotsky así que las apuntando a Grigori Zinoviev, están centradas en la cuestión de la construcción del socialismo en URSS, principalmente desde la perspectiva política, pero también tocando al ámbito económico. Con toda la razón J. V. Stalin observa, rechazando los argumentos de G. Zinoviev[59]:

Capitulación ante los elementos capitalistas de nuestra economía: he aquí a lo que conduce la lógica interna de la argumentación de Zinóviev. [...] La raíz de este error reside, a mi juicio, en que Zinóviev está convencido de que el atraso técnico de nuestro país es un obstáculo insuperable para la edificación de la sociedad socialista completa, de que el proletariado no puede llevar a cabo la edificación del socialismo debido al atraso técnico de nuestro país.

Arriba hemos recalcado el hecho de que uno de los principales argumentos en relación con la consigna de los Estados Unidos socialistas de Europa es la perspectiva de garantizar así el progreso económico, mientras que la burguesía europea traería a las masas laboriosas únicamente el marasmo. Respecto a esto, conviene notar un aspecto particular, a saber que este análisis pone en adelante la afirmación según que la situación de Europa está fundamentalmente determinada por la dominación creciente que ahí ejerce el imperialismo americano.

En julio 1924, L. Trotsky escribe[60]:

El capitalismo americano está buscando la posición de dominación mundial; quiere establecer una autocracia imperialista americana sobre la planeta. Esto es lo que quiere. ¿Qué hará con Europa? Dicen que debe pacificar a Europa. ¿Cómo? Bajo su hegemonía. ¿Y qué significa esto? Esto significa que se tolerará que Europa surja de nuevo, pero dentro de límites puestos de antemano, con ciertas restringidas secciones del mercado mundial asignados a ella.

Este análisis le conduce a designar la contradicción entre el movimiento obrero europeo y el capitalismo americano como una de las mayores contradicciones determinando el desarrollo futuro de la situación en Europa[61]:

Cuanto más este desarrollo se desenvuelve siguiendo esta vía, [...]. Tanto más centralizado se volverá la resistencia de los trabajadores contra el señor de los señores, contra el capitalismo americano. Tanto más urgente, tanto más práctico y tanto más aproximándose a una guerra se volverá para los obreros europeos la consigna de la revolución paneuropea y de su forma de estado ‑los Estados Unidos soviéticos de Europa.

L. Trotsky erige esto en una de las principales divergencias frente a la Internacional comunista, como por ejemplo en su crítica del proyecto de programa sometido a su 6° Congreso en julio-agosto 1928[62]:

El proyecto no explica que el caos interno de los antagonismos de estado en Europa quita toda esperanza de éxito a cualquiera resistencia seria a la república norte-americana siempre más centralizada; y que la resolución del caos europeo a través de los Estados Unidos soviéticos de Europa es una de las primeras tareas de la revolución proletaria.

Concluye[63]:

Si en la década pasada la fuente principal de situaciones revolucionarias se halló en las consecuencias directas de la guerra imperialista, en la década después de la secunda guerra la fuente más importante de insurrecciones revolucionarias será las relaciones mutuas entre Europa y América. Una crisis mayor en los Estados Unidos tocara a rebato para nuevas guerras y revoluciones.

Los trastornos que, durante los años 1930, marcaron la situación en Europa y que condujeron al estallido de la segunda guerra mundial, en absoluto no están conformes a este esquema. En la situación de crisis y de agudización de las contradicciones en la escala mundial, claro que los USA ocuparon una posición primordial. Pero en Europa la clase obrera en primer lugar fue confrontada a los tejemanejes represivas y belicistas de la burguesía de los diferentes países, que buscaba a reforzar y ensanchar sus propios esferas de dominación imperialista en competición con las otras. Ni en Italia después de la instauración de la dictadura fascista en 1926, ni en Alemania después de la toma del poder por los nacional-socialistas en 1933, ni en España con el estallido de la guerra civil en 1936 ‑en ninguna parte se trataba para la clase obrera de combates contra la perspectiva de dominación americana.

Después del fin de la segunda guerra mundial, la 4° Internacional mantuvo la misma conducta. Es verdad que la situación de la Alemania y de sus aliados como países bajo ocupación militar, los USA siendo la principal de las potencias victoriosas, contenía fuertes similitudes con la situación consecutiva a la primera guerra mundial, en 1917 y los años siguientes. Sin embargo el esquema de la resistencia revolucionaria contra el avasallamiento por los USA era inapropiado, hecho que no dejo de comprobarse rápidamente. Por otra parte es significativo que, cuando el análisis en términos de oposición a la dominación americana reiterada en los años 1970 por el Partido comunista chino, fue presentada en forma diferente, la de la alianza entre el “tercer mundo” y el “segundo mundo”. Esta interpretación en absoluto no consideró trastornos revolucionarios en los países europeos, pero únicamente en oposición a las “vejaciones” sufridas por los pueblos de estos países ‑entendido en un sentido que incluyó la burguesía‑ de parte de las superpotencias, USA y URSS, constituyendo el “primer mundo”. Para el PCC, finalmente, no quedó sino los USA como enemigo designado, una visión tenaz que esta entretenido más recientemente por otros, que ven en “el Imperio” (sobreentendido americano) el diablo.

Un papel común: paralizar el movimiento revolucionario

En lo que precede, abordamos dos ejemplos de posiciones asumidas por organizaciones trotskistas, respectivamente la LCR francesa y el corriente Falce Martello en el seno del PRC italiano. Globalmente, la actividad de las organizaciones trotskistas se sitúa en un laberinto de relaciones de interdependencia mutuas, definidas por una mezcla variable de cooperación y rivalidad. Fundamentalmente, se perpetúa así, en el nivel internacional, un tejido de conjunto de que el papel, a través de todas las evoluciones internas sucesivas, es de paralizar el movimiento obrero y comunista marxista-leninista autentico. Vamos a dar aquí, aunque esto rebasa el tema planteado ‑el “antiliberalismo” y la “Europa social”‑, algunas indicaciones relativas a estas estructuraciones organizacionales. En la sección final, figuran informaciones históricas complementarias.

Los reagrupamientos trotskistas internacionales son numerosas y fluctuantes. En lo que concierne a las organizaciones citadas en este texto, conviene mencionar tres.

A la “4° Internacional” (históricamente titulada, más precisamente “4° Internacional ‑ Secretariado unificado”) pertenecen entre otros, la “Ligue communiste révolutionnaire” (“Liga comunista revolucionaria”, Francia); la “International Socialist Group” (“Grupo socialista internacional”, Gran Bretaña); y la “Associazione Bandiera Rossa” (“Asociación Bandera roja”, Italia). Al reagrupamiento “International Marxist Tendency (“Tendencia marxista internacional”, IMT) pertenecen entre otros, el grupo alrededor del periódico Socialist Appeal (Llamamiento socialista, Gran Bretaña); el grupo alrededor del periódico Falce Martelli (Haz Martillo, Italia); y el grupo “La Riposte” (La contraataque, Francia). Al reagrupamiento “International Socialists” (“Socialistas internacionales”, IS) pertenecen entre otros, el “Socialist Workers Party” (“Partido obrero socialista”, SWP, Gran Bretaña); el grupo “Socialisme par en bas” (Socialismo por debajo, SPEB, Francia); el grupo “Comunismo dal basso” (“Socialismo por debajo”, Italia); el grupo “Linksruck” (“Vuelta a izquierda”, Alemania).

Estos reagrupamientos internacionales no se limitan a una existencia separada, uno al lado de otro. La LCR francesa, sección de la 4° Internacional, está compuesta de corrientes, y a través de esta estructura, está presente el IS, por el hecho de que el grupo francés Socialisme par en bas se ha transformado (en 2004) de una organización autónoma en corriente dentro de la LCR. El grupo francés Socialisme international había hecho igual en 2002. Ambos habían como antecedente un grupo apellido también Socialisme international, disuelto en 1997. En el 16° congreso de la LCR en 2006, la corriente SPEB sometió una plataforma respaldada además por la corriente Socialisme international (la “plataforma 4”, citada arriba, en la sección tratando de la LCR). El caso del PRC italiano es similar. La 4° Internacional está presente en ella, con la corriente “Sinistra critica” (“Izquierda critica”). Después de la segunda guerra mundial, la 4° Internacional había formada el “Gruppi comunisti rivoluzionari” (“Grupos comunistas revolucionarios”, GCR), primero en el seno del PCI, luego como organización autónoma. En 1980 el GCR devino en “Lega comunista rivoluzionaria” (“Liga comunista revolucionaria”, LCR) que, tomando el nombre de “Associazione Quarta Internazionale” (Asociación Cuarta Internacional) se integró a “Democrazia proletaria” (“Democracia proletaria”, DP) con motivo de la constitución de esta organización en 1989, luego siguiendo DP se encontró finalmente en el seno del PRC fundado en 1991. En este, el grupo constituyó la corriente “Bandiera rossa” (“Bandera roja”) vinculada a la “Associazione Bandiera Rossa” (“Asociación Bandera roja”) (en 2002 la corriente tomó el nombre actual, Sinistra critica).

Lo menos que se pueda decir es que los trotskistas están así consecuentes en su práctica de entrismo, aplicándolo a sí mismos. Históricamente, el entrismo se practicaba en primer lugar hacia partidos fuera del movimiento trotskista, como en los años 1930 para el SFIO francés, y desde el fin de la segunda guerra mundial para el Labour Party británico. El grupo Socialist Appeal señaladamente siempre mantiene esta perspectiva. En Francia, Socialisme par en bas, antes de incorporarse a la LCR había tentado el entrismo en el Parti socialiste.

Un ejemplo típico reciente es el de Linksruck, en Alemania. En julio 2004 fue constituido una asociación “Wahlalternative Arbeit und soziale Gerechtigkeit” (“Alternativa electoral Trabajo y justicia social”), principalmente por miembros del Sozialdemokratische Partei Deutschlands (Partido socialdemócrata de Alemania, SPD), así como del Deutscher Gewerkschaftsbund (Confederación sindical alemán, DGB), críticos frente a la orientación de sus direcciones respectivas. En enero 2005, la asociación se convirtió en partido político, “WASG”. Su programa se articulaba alrededor del tema de la democracia económica. Ya en aquella época, los militantes de Linksruck contribuyeron a esta iniciativa. Contactos se establecieron entre de una parte, el WASG y del otro, el Partei des Demokratischen Sozialismus (Partido del socialismo democrático, PDS) que fue el sucesor del Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (Partido socialista unificado, SED, constituido en abril 1946 en Alemania del Este). El PDS primero cambió su nombre en “Linkspartei” (“Partido de izquierda”) luego, en junio 2007, ambos partidos fusionaron bajo el nombre de “Die Linke” (“La izquierda”).

He aquí algunos extractos del análisis formulado por Linksruck[64]:

Por la primera vez desde el fin de la segunda guerra mundial existe una oportunidad de establecer una fuerza significativa a la izquierda de la social-democracia. Tenemos la posibilidad de organizar los numerosos decepcionados y de hacer efectiva una alternativa política, si la nueva izquierda toma posición sobre las cuestiones centrales planteadas en las controversias sociales. Para esto, nos falta paciencia. [...]

La Nueva Izquierda debe fundarse en la base política del rechazo de la política neoliberal. [...]

La elaboración de una base política debe hacerse en consciencia de que vivimos el ataque más agudo contra el estado benefactor desde la fundación de la República federal. Necesitamos une izquierda pluralista a escala federal, que se fija respecto a las reivindicaciones centrales y deja espacio para diferencias y discusiones.

La nueva izquierda debe darse un perfil de defensor de los intereses sociales distinguiéndola del SPD. Esto significa también que no debe excluir fuerzas que no se conciben como socialistas, a fin de que pueda edificar una fuerza realmente amplia.

De esta manera la izquierda puede formular alternativas políticas que ayuden a desarrollar una resistencia y a edificar un polo político que confiera una expresión parlamentaria a esta resistencia. Es la condición previa para romper la influencia paralizante del SPD en el movimiento social más grande, el movimiento sindical. Sólo así podemos crear una base social para un cambio de sociedad.

En septiembre 2007, Linksruck se disolvió para continuar su acción en el marco de una corriente llamada “Sozialistische Linke” (“Izquierda socialista”) en el seno del partido Die Linke. He aquí un extracto del comunicado de prensa emitido con este motivo[65]:

Desde el inicio Linksruck apoyó la formación de una izquierda nueva, unificada, como movimiento de agrupación política contra el neoliberalismo. Con la fundación exitosa del partido Die Linke no vemos más sentido en el mantenimiento de Linksruck como organización miembro separada. [...]

Linksruck llama todos sus miembros y simpatizantes a favorecer la edificación del partido Die Linke con sus posiciones marxistas y a apoyar la corriente Sozialistische Linke, que se empeña en promover una orientación de clase y el estrechamiento de los vínculos del partido con el movimiento sindical.

En Francia, luego de las vicisitudes sobrevenidas en relación a los comités antiliberales y la candidatura por las elecciones presidenciales de abril 2007, la LCR deja entrever la hipótesis de una nueva aplicación del entrismo al revés consistiendo en que una organización se envuelve a si mismo de otra, más ancha, para subsistir dentro de ella como corriente. Olivier Besancenot, vocero de la LCR[66]:

Queremos reagrupar todos los anticapitalistas y todos los que se sitúan en favor de un cambio de sociedad, dentro de una nueva formación. [...]

Si ve la luz, la LCR no tiene más vocación a existir como tal. Se trata de formar un partido militante que se parece a la sociedad, un partido que no será un partido de miembros pasivos ni una vanguardia revolucionaria elitista. Emerge una generación militante, salida por ejemplo de las afueras y virgen de las experiencias políticas del pasado. La nueva dirección, luego, deberá estar a imagen y a colores del país. Hablando claro, no es cuestión de copiar-pegar con los dirigentes actuales.

Esta perspectiva ya había sido anunciada por algunos con motivo del 16° congreso de la LCR (plataforma 4) [67]:

Pero todo esto, debemos hacerlo en la perspectiva de participar en la construcción de espacios, de frentes, de alianzas políticas con otros, que desemboque en la creación de un nuevo partido con un funcionamiento democrático en el cual seríamos una corriente política que intervendría lealmente mientras conserve su independencia (prensa, reuniones, etc.), señaladamente para seguir defendiendo perspectivas revolucionarias.

Por otra parte el método se extiende. Un ejemplo se proporciona en Francia, por Olivier Dartigolles, que en la época de las elecciones de primavera 2007 fue vocero de la secretaria general del Parti communiste français, Marie-Georges Buffet, pero que vistos los resultados se embarca en una orientación diferente que la defendida por M.‑G. Buffet[68]: hace falta "una organización política nueva" en que existiría "una sensibilidad comunista organizada".

Noticias históricas

Gran Bretaña: International Marxist Tendency, International Socialist Tendency

Ted Grant: del Workers International League a Defence of Marxism

Workers International League (1937), Revolutionary Socialist League (1938)

Después de su llegada en Gran Bretaña en 1934, Ted Grant (Isaac Blank, nacido en África del Sur) se incorporó al “Militant Group” en el seno del Labour Party. En 1937, él y otros abandonaron el Militant Group y formaron un nuevo grupo llamado Workers International League (“Liga internacional de trabajadores”, WIL). En 1941, la WIL cambiará el nombre de su publicación en Socialist Appeal (Llamada socialista), con T. Grant como redactor jefe.

En 1938 fue creado la Revolutionary Socialist League (“Liga socialista revolucionaria”, RSL) por la fusión de dos grupos existentes, la Marxist League (“Liga marxista”) y el Marxist Group (“Grupo marxista”). Luego, el mismo año, la RSL absorbió el Militant Group así como otra organización, el Revolutionary Socialist Party (“Partido socialista revolucionario”, RSP). La RSL entonces constituyó la sección británica de la 4° Internacional (trotskista). Los de sus miembros implicados en la actividad de “entrismo” en el Labour Party estaban agrupados en la “Militant Labour League” (“Liga laborista militante”) que publico The Militant. Poco después, los militantes venidos del RSP de nuevo se separaron de la RSL, para incorporarse o bien al “Independent Labour Party” (“Partido laborista independiente”, ILP) o bien a la WIL. En 1939, tuvo lugar una escisión de la RSL conduciendo a la existencia efímera de la “Revolutionary Workers League” (“Liga obrera revolucionaria”, RWL) (señaladamente con Isaac Deutscher). Empero en 1940, la mayoría de los miembros de la RWL entraron a la WIL, luego en 1941, el resto regreso a la RSL.

Otra escisión en el seno de la RSL produjo el “Socialist Workers Group” (“Grupo obrero socialista”) que se incorporó al ILP, con excepción de algunos miembros que entraron a la “Trotskyist Opposition” (“Oposición trotskista”), un grupo expulsado de la RSL en 1942. En 1943, la Trotskyist Opposition expulsó a su turno una fracción opuesta a la posición de la dirección.

Revolutionary Communist Party (1944)

En 1944, la 4° Internacional organizó una conferencia que puso en práctica primero la reintegración de la Trotskyist Opposition, incluso la fracción expulsada, en la RSL, luego la fusión de la RSL con la WIL para formar el “Revolutionary Communist Party” (“Partido comunista revolucionario”, RCP), como sección británica de la 4° Internacional. T. Grant (venido al RCP con la WIL) fue luego miembro del comité ejecutivo de la 4° Internacional.

El RCP estaba partido en dos fracciones, una (la que integró señaladamente Gerry Healy) favorable al entrismo hacia el Labour Party, la otra siendo opuesto a esta posición. En 1950, el RCP fue disuelto y se incorporó al Labour Party. La consigna de la 4° Internacional era entonces de militar con el grupo entrista de G. Healy (conocido como The Club), pero este expulsó cierto número, entre los que T. Grant.

Revolutionary Socialist League (1953)

Algunos ex-miembros del RCP alrededor de T. Grant formaron en 1953 la “Revolutionary Socialist League” (“Liga socialista revolucionaria”, RSL), como grupo entrista en el Labour Party. En 1958, la RSL fue reconocida como sección británica de la 4° Internacional ‑ Secretariado internacional, y después de la reunificación en 1963 de esta con la rama disidente llamada “4° Internacional ‑ Comité internacional” (que había sido constituido en 1953), mantenía en un primer momento esta atribución en el seno de la “4° Internacional ‑ Secretariado unificado” así constituido. Ahora bien, mientras tanto había sido creado en 1962 el “Internationalist Group” (“Grupo internacionalista”, IG) por militantes habiendo abandonado el Partido comunista de Gran Bretaña en 1956 así como otros viniendo de la “Socialist Labour League” (Liga socialista de los trabajadores, proveniente de “The Club”); luego el IG había fusionado con la RSL, pero se había reconstituido en 1965 bajo su nombre original. La 4° Internacional consideró entonces a la vez el IG y la RSL como grupos simpatizantes en Gran Bretaña. Une conferencia de unidad tuvo lugar entre ambos, pero la fusión fracaso y le IG continuo como organización separada bajo el nombre de International Group. En 1968, tomó el nombre de “International Marxist Group” (“Grupo marxista internacional”, IMG).

Militant Tendency

En 1965, como resultado de estas vicisitudes, la RSL abandonó la 4° Internacional. Este grupo luego fue conocido bajo el nombre de “Militant Tendency” (“Tendencia militante”, MT), según el periódico The Militant que había fundado en 1964. Hacia 1967, después de la salida de los grupos de G. Healy y de Tony Cliff (cf. más abajo) del Labour Party, la MT fue el único grupo de cierta importancia a seguir el centrismo en el Labour Party. Pero T. Grant y los otros miembros de la redacción de The Militant, fueron expulsados del Labour Party en 1983. En el terreno internacional, la MT constituyó en 1974 el “Committee for a Workers International” (“Comité por una Internacional obrera”).

Socialist Appeal

En 1991, T. Grant, con un grupo de militantes, fue expulsado de la MT. Constituyeron en 1992 la revista Socialist Appeal (Llamada socialista), que está en el centro de un reagrupamiento internacional designado corrientemente bajo el nombre de “In Defence of Marxism” (“En defensa del marxismo”).

Tony Cliff: del Revolutionary Communist Party al Socialist Workers Party

Socialist Workers Party

Después de su llegada en Gran Bretaña en 1947, Tony Cliff (Yigael Gluckstein, nacido en Palestina) entró en el “Revolutionary Communist Party” (“Partido comunista revolucionario”, RCP) (cf. arriba). T. Cliff, lo mismo que T. Grant, luego de la disolución del RCP, pasó al grupo “The Club”, y después fue expulsado.

En 1951 algunos ex-miembros del RCP alrededor de T. Cliff fundaron el “Socialist Review Group” (“Grupo Revista socialista”, SRG), con la revista de mismo nombre. En los años 1950 el SRG sustentó relaciones con la “Independent Socialist League” (“Liga socialista independiente”) americana (cf. más lejos). Desde 1962 el SRG publicó un nuevo periódico titulado International Socialism (Socialismo internacional), y devino en “International Socialism Group” (“Grupo Socialismo Internacional”, ISG). Durante los años 1960 el ISG estableció vínculos en cierto número de países donde se constituyeron grupos locales. En 1977, el ISG adoptó el nombre de “Socialist Workers Party” (“Partido obrero socialista”, SWP). En los USA, el SWP entró en contacto con el grupo titulado primero “Independent Socialists” (“Socialistas independientes”), luego “International Socialists” (“Socialistas internacionales”, IS) (cf. más lejos). Una escisión del IS americano en 1978 dio lugar a la formación del grupo “International Socialist Organisation” (“Organización socialista internacional”, ISO), con que el SWP prosiguió vínculos. Aunque no teniendo estructura formal, durante los años 1990 este reagrupamiento internacional empezó a ser designado comúnmente como “International Socialist Tendency” (“Tendencia socialista internacional”, IST).

En 2001, la ISO fue expulsado de la IST. Una fracción de la ISO se constituyó bajo el nombre de “Left Turn” (“Vuelta a la izquierda”) para quedar miembro de la IST, pero se separó de esta finalmente en 2003. Entre los participantes a la IST, mencionemos Linksruck (“Vuelta a la izquierda”) en Alemania y Communismo dal basso (“Comunismo desde abajo”) en Italia.

En Francia, un grupo llamado Socialisme International (“Socialismo internacional”, SI) fue fundado en 1984 por militantes habiendo abandonado Lutte ouvrière (Lucha obrera) en 1974 y que, después de haber tomado contacto con el IS británico, entraron en la Ligue communiste révolutionnaire (Liga comunista revolucionaria, LCR) para preparar la creación de un grupo IS en Francia. Durante los años 1990, el SWP británico incitó el SI francés a incorporarse al Partido socialista. Esta cuestión acarreó, en 1997, el estallido del SI: cierto número de miembros partieron, otros fundaron el grupo Socialisme (“Socialismo”, que sustenta vínculos con la ISO americana), y los que efectivamente entraron en el PS se titularon Socialisme par en bas (“Socialismo desde abajo”, SPEB) (pero abandonaron poco después el PS). En 2002, el grupo Socialisme se integró en la LCR, retomando, como corriente, el nombre Socialisme international. En 2002 igualmente, SPEB entró en contacto con la LCR en vista de su entrada como corriente, lo que se realizó en 2004.

La 4° Internacional

Gran Bretaña: International Socialist Group

Cuando la mayoría del “Revolutionary Communist Party” (“Partido comunista revolucionaria”, RCP, cf. arriba) rechazó la política de disolución en el Labour Party, el grupo de Gerry Healy se separó del RCP y constituyó un grupo en el seno del Labour Party, conocido como “The Club”, a la que la otra parte del RCP se incorporó finalmente el año siguiente. En 1959, The Club fue transformado en una organización autónoma nombrada “Socialist Labour League” (“Liga socialista de los trabajadores”), la cual en 1973 tomó el nombre de “Workers Revolutionary Party” (“Partido obrero revolucionario”, WRP) Luego, un grupo salido del WRP formó la “Workers Socialist League” (“Liga obrera socialista”), y una escisión de esta última desembocó en 1983 en la creación del “Socialist Group” (“Grupo socialista”).

De otra parte, en 1982, el “International Marxist Group” (Grupo marxista internacional, IMG) (cf. arriba), que se había integrado en el Labour Party, cambió su nombre en “Socialist League” (Liga socialista, SL). En 1985, luego de una escisión de la SL, fue creado el International Group (Grupo internacional, IG).

Inicialmente, la 4° Internacional reconoció la SL como su sección británica, y el IG como miembro individual. En 1988 ambos grupos, SL y IG, fusionaron bajo el nombre de “International Socialist Group” (Grupo socialista internacional), el cual en 1995 fue reconocido como sección británica de la 4° Internacional.

Francia: Ligue communiste révolutionnaire

En 1944 fue constituido el “Parti communiste internationaliste” (Partido comunista internacionalista, PCI) como sección francesa de la 4° Internacional, por fusión del “Parti ouvrier internationaliste” (Partido obrero internacionalista, POI, ex-Comités por la Cuarta Internacional), del “Comité communiste internationaliste” (Comité comunista internacionalista, CCI) y del grupo “Octobre” (Octubre).

En 1952, luego de una escisión, se constituyó una organización separada guardando igualmente el nombre de PCI. Este PCI competidor fundó el “Comité international pour la Quatrième Internationale” (Comité internacional por la Cuarta Internacional), con el “Socialist Workers Party” (Partido obrero socialista, SWP) americano (cf. más lejos) y la “Socialist Labour League” (Liga laborista socialista, SLL) británica (cf. arriba). En 1965, este PCI se transformaría en “Organisation communiste internationaliste” (Organización comunista internacionalista, OCI), que en 1991 tomaría la iniciativa de la fundación del “Parti des travailleurs” (Partido de los trabajadores, PT), en el que el OCI se integra como “Courant communiste internationaliste” (Corriente comunista internacionalista, CCI).

Por su parte, el PCI permanecido con la 4° Internacional fusionó en 1969 con la “Jeunesse communiste révolutionnaire” (Juventud comunista revolucionaria, JCR) para constituir la “Ligue communiste” (Liga comunista, LC). La JCR había sido creada en 1966 por militantes excluidos de la “Union des étudiants communistes” (Unión de los estudiantes comunistas) ligada al PCF. En 1974, la LC primero devino en el “Front communiste révolutionnaire” (Frente comunista revolucionario), y finalmente la “Ligue communiste révolutionnaire” (Liga comunista revolucionaria, LCR).

USA: De la Tercera Internacional a la Internacional trotskista

Del Socialist Party of America al Communist Party, United States of America

En noviembre 1914, León Trotsky se estableció en Francia. En enero 1915, comenzó la edición de un periódico Nashe Slovo (Nuestra Palabra), primero con Julius Martov, pero éste pronto abandonó la redacción. En septiembre 1916, L. Trotsky fue deportado de Francia hacia España y de allí a los USA, donde llegó en diciembre. En New York, escribió artículos por el periódico en idioma ruso Novy Mir (El Nuevo Mundo). Se iría de los USA por la Rusia en marzo 1917.

El 5 marzo 1917, L. Trotsky participó en una reunión del Socialist Party of America (Partido socialista de América, SPA), al lado de Louis C. Fraina, representante del ala izquierda del partido. Juntos sometieron a la votación una resolución sobre el asunto de la guerra, que fue rechazada. Esta ala izquierda del SPA estaba sustentada señaladamente por el Socialist Propaganda League of America (Liga de propaganda socialista de América, SPLA), una organización establecida en 1915.

En mayo 1919, el ala izquierda del SPA publicó un documento sobre la cuestión del programa, escrito entre otro por L. C. Fraina y Bertram Wolfe. Este grupo entonces pretendió tomar el control del partido. Elecciones al comité ejecutivo nacional le dieron la mayoría con 12 miembros de 15, pero el ala minoritaria reaccionó expulsando cierto número de organizaciones abarcando alrededor de dos terceros de los miembros del partido.

De estos sucesos resultaron dos iniciativas. Una parte del ala izquierda, dirigida señaladamente por John Reed, pretendió participar en la convención nacional de urgencia convocada por la minoría habiendo acaparado la dirección del SPA y hacer fracasar la maniobra de ésta, pero fueron expulsados del lugar por la policía. Entonces formaron, el 1° septiembre, el “Communist Labor Party” (“Partido laborista comunista”, CLP). Entre los dirigentes de éste, puede mencionarse, además de J. Reed, Max Bedacht, Ludwig E. Katterfeld. La otra parte del ala izquierda crearon, por un congreso celebrado los 1‑7 septiembre, el “Communist Party of America” (“Partido comunista de América”, CPA). Entre los dirigentes de éste, puede mencionarse Charles E. Ruthenberg, Jay Lovestone, L. C. Fraina, Nicholas I. Hourwich (Gurvich), Oscar Tyverovsky.

Los 2‑6 marzo se celebró en Moscú el congreso de fundación de la Internacional comunista. Las organizaciones citadas postularon separadamente por la adhesión a la IC: el CLP el 21 septiembre 1919, el CPA el 24 noviembre 1919, y el SPA el 12 marzo 1920. En enero 1920, la IC transmitió al CLP y al CPA la consigna que debían fusionar. En abril del mismo año, después de que una mayoría del CPA, integrando N. I. Hourwich, se había declarada opuesta a una unificación con el CLP, tuvo lugar una escisión por la partida señaladamente de C. E. Ruthenberg y J. Lovestone y un grupo alrededor de ellos. Por un congreso celebrado los 26‑31 mayo, fue efectivamente constituido el “United Communist Party of America” (“Partido comunista unificado de América”, UCP), uniendo al CLP y la parte del CPA favorable a esta conducta. Entre los dirigentes del UCP, puede mencionarse C. E. Ruthenberg, M. Bedacht, James P. Cannon, L. E. Katterfeld. M. Bedacht asumió por otra parte la función de representante al comité ejecutivo del IC.

Al 2° congreso de la IC, del 19 julio al 7 agosto 1920 en Moscú y en Petrograd, la confusión reinó en lo que concernía las delegaciones americanas. El CPA había designado dos delegados, L. C. Fraina y Alexander Stoklitsky, antes de que tuvo lugar la constitución del UCP; en adelante eran miembros del CPA mantenido como organización separada. Como representantes del UCP estaban presentes J. Reed, Alexander Bilan, Eadmon MacAlpine así como Edward I. Lindgren. En ausencia de informaciones suficientes sobre los sucesos en USA, las autoridades del congreso decidieron acordar a los delegados del UCP 6 voces y a los delegados del CPA 4 voces. El congreso, por primera vez, eligió un comité ejecutivo. Para los USA, fueron integrados en éste J. Reed del UCP y N. I. Hourwich del CPA.

Finalmente, con motivo de un congreso celebrado en mayo 1921, el CPA anciano se incorporó al UCP y así fue constituido el “Communist Party of America ‑ Section of the Communist International” (Partido comunista de América ‑ sección de la Internacional comunista). Entre los que formaron parte de la dirección del CPA unificado, entre su creación y su disolución en 1923, se puede mencionar C. E. Ruthenberg, J. Lovestone, J. Pepper, J. P. Cannon, L. E. Katterfeld, M. Bedacht, Israel Amter, William Z. Foster, Earl R. Browder.

Igual que ambos organizaciones constitutivos, el CPA unificado fue una organización clandestina. En efecto, desde sus principios, las organizaciones comunistas en USA sufrieron la represión del aparato de Estado. En 1918 había sido adoptada una ley sobre la sedición (“Sedition Act”), como enmienda a la ley sobre el espionaje (“Espionage Act”) de 1917; limitó severamente la libertad de expresión. Desde finales de 1919, millares de miembros de las organizaciones comunistas fueron arrestados y, por los inmigrantes, deportados.

El 3° congreso de la IC se celebró en Moscú del 22 junio al 12 agosto 1921. Esta vez no eligió directamente un comité ejecutivo pero decidió que los partidos y países representados debían designar sus representantes a este organismo según proporciones determinados. Para USA, O. Tyverovsky fue enviado a Moscú.

Después del 3° congreso de la IC, el comité ejecutivo de ésta finalmente fue ampliado. Al 1° pleno ampliado del CEIC celebrado en Moscú del 21 febrero al 4 marzo 1922, fue elegido un presídium que integró L. E. Katterfeld del CPA unificado, y M. Bedacht estuve presente como delegado de los comunistas americanos. Al 2° pleno celebrado los 7‑11 junio 1922, L. E. Katterfield no fue reelecto, y J. P. Cannon fue elegido como miembro candidato.

En agosto 1922 se celebró un congreso del CPA unificado al que fueron enviados por Moscú: J. Pepper, Genrik Valetski, y Boris Reinstein.

Por otra parte, con motivo de un congreso celebrado en diciembre 1921 había sido creada el “Workers Party of America” (“Partido obrero de América”) para servir de cobertura legal al CPA. Estaba constituido de la mayor parte del CPA así como de individuos y grupos venidos del SPA. Como presidente nacional fue designado J. P. Cannon, luego en mayo 1922, C. E. Ruthenberg que vino de salir de prisión fue designado como secretario ejecutivo.

El 4° congreso del IC se celebró del 5° noviembre al 5° diciembre 1922, a Moscú y Petrograd. USA dispuso de dos representantes, L. E. Katterfeld (“Carr”) que sustituyó a O. Tyverovsky, y J. P. Cannon (“Cook”). El WPA envió tres delegados, M. Bedacht, Alexander Trachtenberg, Alfred S. Edwards (“Sullivan”).

En abril 1923 se celebró el último congreso del CPA. Se decidió la disolución del CPA como partido clandestino, dejando el lugar al WPA, operación acompañada del establecimiento en el seno de este último de un aparato restringido encargado de las operaciones secretas.

El 3° pleno ampliado del CEIC se celebró los 12‑23 junio en Moscú. I. Amter asistió como delegado del WPA.

Un congreso del WPA se celebró en diciembre 1923‑enero 1924. Como secretario ejecutivo, fue designado C. E. Ruthenberg y como presidente, primero J. P. Cannon, sustituido en febrero por W. Z. Foster. El comité ejecutivo central estaba compuesto según dos fracciones, una representada señaladamente por E. R. Browder, J. P. Cannon, W. Z. Foster, la otra señaladamente por J. Lovestone, J. Pepper, C. E. Ruthenberg.  I. Amter siguió como representante del partido al CEIC.

El 5° pleno ampliado del CEIC se celebró del 21° marzo al 6° abril 1925 en Moscú. La delegación del WPA comprendió W. Z. Foster (“Dorsey”), J. P. Cannon, y John Williamson para la mayoría; C. E. Ruthenberg (“Sanborn”), J. Lovestone (“Powers”), y J. Pepper para la minoría. J. P. Cannon y J. Pepper fueron nombrados a la comisión política del CEIC.

En agosto 1925 se celebró un congreso del WPA, que tuvo el nuevo nombre de “Workers (Communist) Party of America” (“Partido obrero (comunista) de América). Las responsabilidades de dirección fueron atribuidos teniendo en cuenta las filiaciones de fracción, un representante de la IC, Sergei Gusev, siendo encargado de zanjar los litigios. Entre los dirigentes designados puede mencionarse los siguientes. Secretario ejecutivo nacional: C. E. Ruthenberg; “presidente independiente”: S. Gusev; al comité ejecutivo central: para el grupo mayoritario, E. R. Browder, J. P. Cannon, W. Z. Foster, para el grupo minoritario M. Bedacht, J. Lovestone, C. E. Ruthenberg. Después del fallecimiento de este último en 1927, J. Lovestone retomó el puesto de secretario general.

En relación con los conflictos internos al PC(b)US, la fracción Foster se situó del lado de J. V. Stalin, mientras que la fracción Lovestone muestro una inclinación hacia las posiciones de Nicolai I. Bukharin. Empero, respecto a J. P. Cannon, éste, luego de su participación en el 6° congreso de la IC en 1928, efectuó un viraje y decidió de organizar su propio fracción en apoyo a la oposición de Trotsky; fue expulsado del CPA el mismo año.

J. Lovestone, cuanto a él, fue expulsado del CPA en 1929 por su apoyo a N. I. Bukharin y su teoría alegando una “excepción americana que implicaría que en USA habría que seguir una estrategia “moderada hacia la burguesía. Constituyó entonces un partido nombrado “Communist Party (Opposition)” (“Partido comunista (oposición), CP(O)) que se situó en el marco de la “International Communist Opposition” (“Oposición comunista internacional, ICO). La ICO existía de 1930 a 1939. Estaba principalmente representada por: el Kommunistische Partei Deutschlands ‑ Opposition (Partido comunista de Alemania ‑ Oposición, KPD‑O o KPDO o KPO) formado en 1928‑1929 por miembros excluidos del Partido comunista de Alemania (KPD), señaladamente Heinrich Brandler y August Thalheimer; y en España por el Bloque Obrero y Campesino, dirigido par Joaquín Maurín y Julián Gorkin (ancestro del Partido Obrero de Unificación Marxista, POUM).

Entre los participantes del CP(O) puede notarse Bertram Wolfe. El CP(O) devino luego en “Independent Communist Labor League” (“Liga comunista laborista independiente) y después, en 1938, “Independent Labor League of America” (“Liga laborista independiente de América) antes de disolverse en 1941.

En 1929, el CPA cambió su nombre en “Communist Party, United States of America” (Partido comunista, Estados Unidos de América, CPUSA). W. Z. Foster sucedió a J. Lovestone como secretario general.

El 11° pleno ampliado del CEIC se celebró del 25° marzo al 13° abril 1931 en Moscú. El delegado americano fue E. R. Browder.

En 1932 W. Z. Foster, luego de una crisis cardiaco, fue inducido a dimitirse a favor de E. R. Browder.

El 13° pleno ampliado del CEIC se celebró del 28° noviembre al 12° diciembre 1933 en Moscú. El delegado americano fue de nuevo E. R. Browder.

W. Z. Foster, después de haber seguido un tratamiento médico en URSS, volvió en 1935. Después, en 1945, E. R. Browder fue revocado por haber tratado disolver el CPUSA como partido, y fue expulsado en 1946. W. Z. Foster participó desde ese entonces en la dirección como presidente.

El Socialist Workers Party y la 4e Internacional

En 1928, luego de su expulsión del WPA, J. P. Cannon y sus seguidores crearon la “Communist League of America” (“Liga comunista de América, CLA), que se constituyó como sección de la “International Left Opposition” (“Oposición de izquierda internacional), fundada en 1930 por L. Trotsky. En 1934, la CLA fusionó con el “American Workers Party” (“Partido obrero americano) (organización creada en 1933) para formar el “Workers Party of United States” (“Partido obrero de Estados Unidos, WPUS, también llamado “US Workers Party”). En 1936, gran parte de los miembros del WPUS entraron en el Socialist Party of America (SPA) para constituir dentro de este un corriente, pero fueron expulsados poco después. Entonces fundaron el “Socialist Workers Party” (“Partido obrero socialista, SWP), cual participó en la fundación de la 4° Internacional, del que, empero, se alejó en los años 1980.

Uno de los principales dirigentes del SWP en el momento de su creación, además de J. P. Cannon, fue Max Shachtman. Éste se había incorporado en 1922 en el “Workers' Council” (“Consejo obrero), organización que a continuación había integrado el Communist Party of America (CPA). En 1940 una fracción dirigida por M. Shachtman abandonó el SWP y constituyó el “Workers Party” (“Partido obrero). Éste, en 1949, cambió su nombre en “Independent Socialist League” (“Liga socialista independiente, ISL). En 1957, la ISL entró al SPA como fracción y decidió su disolución como organización en 1958. Empero, parte de sus miembros no siguió esta vía y creo un “Independent Socialist Club” (“Club socialista independiente), y después, a través de la constitución de otros clubes, formó el “Independent Socialist Committee” (“Comité socialista independiente) que, en 1969, tomo el nombre de “International Socialists” (“Socialistas internacionales, IS). Los miembros del IS desarrollaron vínculos informales con el IS británico, la influencia del cual desembocó en una escisión en el seno del IS americano y la constitución de la “International Socialist Organization” (“Organización socialista internacional”, ISO).


Notas



[1]. "Appel à la commémoration du 60e anniversaire du Programme du Conseil national de la Résistance du 15 mars 1944".

http://www.lautreeurope.org/Resister-c-est-creer-Creer-c-est.html.

[2]. LCR, 16e Congrès ‑ Projets de thèses et motions, Rouge, suplemento n° 2 al n° 2136, diciembre 2005.

http://www.lcr-rouge.org/rubriquecongres.php3?id_rubrique=144,

http://www.lcr-rouge.org/IMG/pdf/XVI_Congres.pdf.

[3]François Hollande, entonces primer secretario del Parti socialiste (Partido socialista, PS).

[4]. PCOF, "Un vrai changement, une vraie rupture avec le néolibéralisme", volante, enero 2007.

http://www.pcof.net/fr/communiques/tract0107.pdf.

[5]. PCOF, "Le sixième congrès ordinaire du Parti communiste des ouvriers de France vient de se tenir avec succès", comunicado, 20 diciembre 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/congres_pcof.htm.

[6]. PCOF, "Le CPE, c'est un condensé de néolibéralisme! Ensemble pour le retrait du CPE et contre le néolibéralisme", comunicado, 7 marzo 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/7mars.htm.

[7]. PCOF, "Le sixième congrès...", op. cit.

[8]. Collectifs du 29 mai, "Charte pour une alternative au libéralisme", 21 agosto 2006.

http://www.collectifdu29mai.org/IMG/pdf/Charte-antiberale-21-08-06.pdf.

[9]. PCOF: "Retrait du CPE et combat contre le néo-libéralisme ‑ Construire un pôle anti-libéral", comunicado, 16 marzo 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/tract_mars.htm.

[10]. PCOF, "Notre présentation de la charte ‑ les raisons de notre soutien", 27 septiembre 2006.

http://www.collectifdu29mai.org/Notre-presentation-de-la-charte.html.

[11]. PCOF, Contribution au débat sur la charte contre le libéralisme, 20 febrero 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/contributions_collectif.pdf.

[12]. PCOF, Contribution aux Assises nationales des collectifs du 29 mai, 13 mayo 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/contribution_pcof.pdf.

[13]Ibid.

[14]. PCOF, Contribution..., 20 febrero 2006, op. cit.

http://www.pcof.net/fr/communiques/contributions_collectif.pdf.

[15]. PCOF, "Notre présentation...", op. cit.

[16]Ibid.

[17]. PCOF, "A propos de l'appel du 11 mai 2006", comunicado, junio 2006.

http://www.pcof.net/fr/communiques/appel.htm,

http://www.collectifdu29mai.org/La-position-du-PCOF-sur-l-Appel-du.html.

[18]. PCOF, "Nos exigences-programmes", volante, 14 marzo 2007.

http://www.pcof.net/fr/communiques/tract_mars07.pdf.

[19]. Salaire minimum interprofessionnel de croissance (salario mínimo interprofesional según el crecimiento económico).

[20]. Falce Martello, "Rompere con Prodi, preparare l'alternativa operaia", 5 noviembre 2004.

http://www.marxismo.net/prc/mozione_6cong_def.html,

http://www.rifondazionecampagnano.org/5mozioni2005/5.pdf.

[21]. Alan Woods, "A Socialist alternative to the European Union", In Defense of Marxism, 4 junio 1997.

http://www.marxist.com/britain-european-union040697.htm.

[22]. Ted Grant, "Militant's Programme: For a Socialist Plan of Production ‑ Capitalist crisis deepens", In Defense of Marxism, 28 enero 2005.

http://www.marxist.com/britain-militant-programme280105.htm.

[23]. Alan Woods, "Europe, America and imperialism", In Defense of Marxism, 11 enero 2003.

http://www.marxist.com/Europe/european_security_force.html.

[24]. Alan Woods, "A Socialist alternative...", op. cit.

[25]Ibid.

[26]. Ted Grant, "Marxism Versus New Fabianism ‑ Part Two", mayo 1953. In: The Unbroken Thread, London, Fortress Books, 1989.

http://www.marxist.com/TUT/TUT7-1.html,

http://www.marxists.org/archive/grant/1953/05/newfab2.htm.

[27]Leon Trotsky, "The Programme of Peace", mayo 1917. In: Allen Clinton (ed.), Trotsky's Writings On Britain, London, New Park Publications, 1975. Traducido del Inglés por nosotros.

http://marxists.anu.edu.au/archive/trotsky/works/britain/ch11.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/oeuvres/1917/05/lt19170500.htm.

http://www.ceip.org.ar/160307/index.php?option=com_content&task=view&id=435&Itemid=88.

[28]Leon Trotsky, "Is the Slogan “The United States Of Europe” a Timely One? (A Discussion Article)", Pravda, 30 junio 1923. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/ffyci-2/25b.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/oeuvres/1923/06/lt19230630.htm.

[29]"The Maturing Revolutionary Situation in Europe and The Immediate Tasks of the IVth International", resolución política adoptada par e comité ejecutivo europeo de la 4° Internacional, enero 1945. Fourth International, New York, juin 1945, vol. 6, n° 6, pp. 170‑74. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/history/etol/document/fi/1938-1949/ww/1945-ww01.htm.

[30]. Ted Grant, "The Changed Relationship of Forces in Europe and the Role of the Fourth International", marzo 1945. In: The Unbroken Thread, London, Fortress Books, 1989.

http://www.marxist.com/TUT/TUT2-1.html

http://www.tedgrant.org/works/4/5/changed_relationship.html.

[31]"The Maturing Revolutionary Situation...", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[32]"Theses on the Liquidation of World War II and the Revolutionary Upsurge", por la conferencia europea de la 4° Internacional, febrero 1944. Fourth International, New York, marzo 1945, vol. 6, n° 3, pp. 78‑86, y mayo 1945, vol. 6, n° 5, pp. 150‑52. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/history/etol/document/fi/1938-1949/ww/1945-ww02.htm.

[33]. Ted Grant, "The Changed Relationship...", op. cit.

[34]Leon Trotsky, "The Programme of Peace", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[35]. Jack Bernard, "Introduction to Trotsky’s Programme of Peace".

http://marxists.anu.edu.au/archive/trotsky/works/britain/ch11.htm.

[36]. Ted Grant, "The Character of the European Revolution ‑ A Reply to Some Comrades of the IKD", octubre 1945. Workers International News, vol. 6, n° 1, octubre 1945; igualmente Fourth International, New York, vol. 7, n° 3, marzo 1946, pp. 72‑76.

http://www.marxists.org/history/etol/writers/grant/works/4/5/european_revolution.html.

[37]. Vladimir I. Lénine, "Les tâches de la social-démocratie révolutionnaire dans la guerre européenne". Escrito a más tardar el 24 agosto (6 septiembre) 1914. Oeuvres, tome 21, Éditions Sociales, Paris, Éditions du Progrès, Moscou, 1973, p. 12. Traducido del Francés por nosotros.

http://marxists.org/archive/lenin/works/1914/aug/x01.htm.

[38]. Vladimir I. Lénine, "La guerre et la social-démocratie russe". Escrito antes del 28 septiembre (11 octubre) 1914. Oeuvres, tome 21, Éditions Sociales, Paris, Éditions du Progrès, Moscou, 1973, p. 27. Traducido del Francés por nosotros.

http://marxists.org/archive/lenin/works/1914/sep/28.htm.

[39]. Vladimir I. Lénine, "La conférence des sections à l'étranger du POSDR". Oeuvres, tome 21, Éditions Sociales, Paris, Éditions du Progrès, Moscou, 1973, p. 157. Traducido del Francés por nosotros.

[40]. Vladimir I. Lénine, "À propos du mot d'ordre des États-Unis d'Europe". Oeuvres, tome 21, Éditions Sociales, Paris, Éditions du Progrès, Moscou, 1973, p. 353. Traducido del Francés por nosotros.

http://marxists.org/archive/lenin/works/1915/aug/23.htm, http://www.marx2mao.com/Lenin/USE15.html.

http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/8-1915eu.htm.

[41]Idem, p. 355. Traducido del Francés por nosotros.

[42]Leon Trotsky, "The Programme of Peace", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[43]Ibid. Traducido del Inglés por nosotros.

[44]Leon Trotsky, "Peace Negotiations and the Revolution", circa febrero 1918. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1918/02/peace.htm.

[45]Leon Trotsky, "Is the Slogan...", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[46]Leon Trotsky, "The Draft Program of the Communist International: A Criticism of Fundamentals", The Militant, 1929. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/livres/ical/ical.html.

[47]. J. V. Staline, "La révolution d'Octobre et la tactique des communistes russes", 17 diciembre 1924. In: Les Questions du Léninisme, Tirana, Éditions “Naim Frashëri”, 1970, pp. 128‑129. Traducido del Francés por nosotros.

http://www.communisme-bolchevisme.net/les_questions_du_leninisme_Joseph_Staline.htm

http://www.marxists.org/reference/archive/stalin/works/1924/12.htm,

http://www.marx2mao.com/Stalin/OR24.html.

http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Stalin(SP)/OR24s.html

http://www.geocities.com/marxismo2001/escritos/stalin/LRDO24s.html.

[48]. Résolution: "Des tâches de l'Internationale communiste et du PCR(b) en relation avec l'assemblée plénière élargie du Comité exécutif de l'Internationale communiste", adoptada por la 14° conferencia del PCR(b), 23‑30 abril 1925.

Cf. J. V. Staline, "À propos de la déviation social-démocrate dans notre parti", Informe presentado a la 15° conferencia del PC(b) de la URSS, 1 noviembre 1926, Pravda, n° 256 y 257, 5 y 6 noviembre 1926. Moscou, Éditions en langues étrangères, 1953. Traducido del Francés por nosotros.

http://www.marx2mao.com/Stalin/SDD26.html.

[49]Leon Trotsky, "Disarmament and the United States of Europe". Escrito el 4 octubre 1929. In: Fourth International, New York, vol. 6, n° 5, mayo 1945, pp. 154‑158. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1929/10/disarm.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/oeuvres/1929/10/lt19291004.htm.

[50]Leon Trotsky, "The Draft Program...", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti03.htm.

[51]Leon Trotsky, "The War and the International", noviembre 1914 (en Ruso). Paris, Golos (La Voz, periódico publicado por Julius Martov). Traducción inglés: "The Bolsheviks and World Peace", New York, Boni&Liveright, 1918. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1914/war/part1.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/oeuvres/1914/10/lt19141031.htm.

[52]. Vladimir I. Lénine, "À propos du mot d'ordre...", op. cit., p. 354. Traducido del Francés por nosotros.

[53]Leon Trotsky, "The Programme of Peace", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[54]. Leon Trotsky, The Permanent Revolution, Berlin, Left Opposition (ed. en Ruso), 1930. Edición inglés/americano: Progress Publishers/Militant Publishing Association, 1931. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1931/tpr/pr10.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/livres/revperm/rp10.html.

[55]. Leon Trotsky, "The Programme of Peace", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[56]Ibid. Traducido del Inglés por nosotros.

[57]Leon Trotsky, "War and the Fourth International", firmado “International Secretariat, International Communist League”, 10 junio 1934. New York, Pioneer Publishers, julio 1934. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1934/06/warfi.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/oeuvres/1934/06/34061000.htm.

[58]Leon Trotsky, "The Programme of Peace", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

[59]. J. V. Staline, "Questions du léninisme", 25 enero 1926. In: Les Questions du Léninisme, Tirana, Éditions “Naim Frashëri”, 1970, p. 202 y p. 206. Traducido del Francés por nosotros.

http://www.marx2mao.net/Stalin/CQL26.html.

http://www.communisme-bolchevisme.net/les_questions_du_leninisme_Joseph_Staline.htm.

http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Stalin(SP)/QL26s.html.

[60]Leon Trotsky, "Perspectives of World Development", 28 julio 1924. Izvestia, 5 agosto 1924, n° 177, bajo el título "The Premises for the Proletarian Revolution". Fourth International, New York, vol. 6, n° 6, 7 & 8, junio, julio y agosto 1945. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/07/world.htm.

http://www.marxists.org/francais/trotsky/livres/europeameric/eur1.htm.

[61]Idem. Traducido del Inglés por nosotros.

[62]Leon Trotsky, "The Draft Program...", op. cit. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm.

[63]Idem. Traducido del Inglés por nosotros.

http://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm.

[64]Christine Buchholz, "Gemeinsam und anti-neoliberal", Argumente, n° 9, abril 2006.

http://www.sozialismus-von-unten.de/lr/artikel_1851.html.

[65]Pressemitteilung zur Auflösung von Linksruck, agosto 2006.

http://www.linksruck.de/artikel_2036.html.

[66]. "La LCR n'a plus vocation à exister", Interview de Olivier Besancenot en Le Parisien / Aujourd’hui en France, 24 agosto 2007.

http://www.gauchealternative.org/spip.php?article208.

[67]. LCR, 16e Congrès ‑ Projets de thèses et motions, op. cit.

[68]Le Monde, 14 septiembre 2007.

http://www.lemonde.fr/web/article/0,1-0@2-3224,36-954486@51-949944,0.html.